Formas de acción y producción de las prácticas artísticas en la economía posfordistaanálisis de su potencialidad específica

  1. GATÓN PÉREZ, MARÍA ESTHER
Dirigida por:
  1. Leonor Pérez Ruiz Director/a
  2. Ricardo Horcajada González Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 23 de noviembre de 2016

Tribunal:
  1. Antonio Muñoz Carrión Presidente/a
  2. Selina Blasco Secretario/a
  3. Alberto Santamaría Vocal
  4. Jesús Carrillo Castillo Vocal
  5. Jordi Claramonte Arrufat Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Hay quien espera del arte cierto carácter liberador. Algo así como la emancipación de una vida insuficiente, dañada. Sin embargo, cabe desconfiar de que el autoproclamado territorio de las artes sirva efectivamente a tales fines. Nuestro estudio parte de la asunción de que la esfera simbólica de una sociedad está al servicio de su sistema de gobernabilidad. De que en la institución de legitimidad de un poder, el arte continúa siendo una herramienta privilegiada. Sin embargo, conforme ha ido progresando el grado de conciencia de la sociedad, los sistemas de legitimación se han ido sumergiendo y sofisticando. Actualmente operan mecanismos basados en la seducción que logran generar actos de sumisión que, no obstante, sentimos como un deseo inconsciente, personal. Así, en un panorama neoliberal, pragmatista y profundamente competitivo, la esfera simbólica facilita la reproducción de lógicas vitales que están sostenidas en cánticos a la libertad, a la personalidad individual o a la multi experiencia. Los símbolos producen, finalmente, una tendencia que funciona en cadena y sirve de alienación. El artista no sólo no es ajeno a esta fórmula, sino que su figura se ha convertido en una muy adecuada forma de representación. El Neoliberalismo encuentra en los valores de creatividad, cultura y diferenciación un reclamo efervescente e inagotable con el que predicar su ideología. De esta manera, la figura del artista, que esencialmente consiste en fundir trabajo y privacidad, contamina otras profesiones, normalizando un panorama en el que, citando a McLuhan, usted ya no puede irse a casa. La cultura como recurso o la creatividad como plusvalía han demostrado ser instrumentos tan eficaces que gozan de una popularidad irremediable, apareciendo como claves en la estrategia de cualquier iniciativa política o mercantil. En esta investigación nos preguntamos qué supone para las prácticas artísticas el aparecer inscritas en una ideología sumergida e imperante, cómo define el prosumo postfordista a su trabajador, si acaso somos productores, gestores y cronistas del arte, cómplices inmejorables para el statu quo y por dónde operaría esa auténtica apertura de espacios de libertad de subjetivación que declaramos esperar del arte. Nos aproximamos a estas cuestiones de manera conscientemente abrupta y transversal. Presentamos una investigación dedicada a observar el florecimiento del arte joven en Valladolid, una capital de provincia, durante los años 2013 a 2015. Se trata de la época posterior al impacto de la crisis. Es decir, cuando ésta ya se ha reconocido. Y consecutiva al movimiento 15M, del que quedan modos y afectos heredados. La ciudad celebra una proliferación de la creatividad y de la cultura local. Nuestra investigación relata un contexto muy concreto que, sin embargo, resulta fácilmente exportable a otros casos, ya que lo que pretende mostrar son las lógicas internas, el funcionamiento, de dicha proliferación artística. A partir de lo observado, nuestro estudio rastrea los motivos tácitos de esa efervescencia. Motivos que tienen mucho que ver con la estimulación del consumo, con la lógica del acostumbramiento, con estrategias populistas, con legitimación institucional, con capital afectivo, así como con el paro. Desde ellos, lo que se pone en jaque es tanto una inercia institucional hacia la distribución del arte, como el modelo de artista profesional y agentes circundantes que dicha inercia produce.