Performance artística de autolesión y lesión por terceros autoconsentida
- María Esther Martínez Quinteiro Director
- María de la Paz Pando Ballesteros Co-director
Defence university: Universidad de Salamanca
Fecha de defensa: 30 July 2024
- José Antonio Frías Montoya Chair
- Pedro Garrido Rodríguez Secretary
- Isabel Cristina Ferreira Neves Baltazar Committee member
Type: Thesis
Abstract
La tesis doctoral se ha realizado desde el enfoque de Derechos Humanos y de la teoría de género. Tiene como objeto de estudio la historia de la performance artística de autolesión o lesión consentida. Se estudia la performance artística como un instrumento sociopolítico de expresión de ideas y /o protestas o pretensiones y como una actividad que pretende y obtiene resultados o efectos sociales, más allá de la pura diversión o el entretenimiento. Para ello es oportuna una investigación del mecanismo que subyace a la autolesión, que caracteriza las performances de las que nos ocupamos en nuestra tesis. La tesis pretende ayudar a entender la etiología de la autolesión en la performance y observar el sentido otorgado a la misma en prácticas religiosas de larga tradición, hoy en retroceso, pero todavía vigentes. El autocastigo físico es concebido por ciertos colectivos religiosos como una forma de expiar la culpa personal o controlar pulsiones primarias. Sigue practicándose como expiación colectiva de “la culpa”. No es casual que la performance artística recupere y reelabore a menudo repertorios de expresión o representación religiosas, que las han precedido largamente en el tiempo. No solo la religión ha propiciado la autolesión o penitencia efectuada en público, convirtiéndola en espectáculo edificante. Desde tiempo inmemorial en nuestra cultura se mantiene, y permite, la exhibición, potencialmente emocionante, del dolor humano. Del circo romano al boxeo, aunque el primero sea desde luego más cruento y extremo, hay menos distancia de lo que parece, lo veremos en el desarrollo de nuestra tesis. Cuando la autolesión se ofrece como “espectáculo” es una estrategia comunicativa de denuncia y de superación, con un elevado potencial de impacto como han mostrado, entre otros autores: Josep Martí i Pérez, Yolanda Aixelà Cabré; Dolores Mosquera Barral, Roselee Goldberg o Dora Santos Bernard. La performance de autolesión fue ampliamente practicada por mujeres y se convirtió en un instrumento al servicio de la causa feminista y de género. Es, muy a menudo (cuando no es únicamente una forma de autosuperar un sufrimiento personal) una forma de protesta contra la represión o el conservadurismo social o religioso y por tanto constituye una práctica a favor de la libertad de expresión, como muestra la comisaria, crítica e investigadora de arte, Margarita Aizpuru, especializada en nuevas tendencias de arte contemporáneo, género y feminismo, en el Seminario ‘Videoarte, género y feminismo. Recherchez les femmes’ impartido en Tenerife Espacio de las Artes, el 21 de junio de 2017. Los estudios realizados muestran que las performances de autolesión en sus orígenes, excluidas de los circuitos convencionales del arte, siguen tropezando con detractores, pero aun no siendo la performance un espectáculo hegemónico, por su crudeza, va ganando reconocimiento y, a partir de los años ochenta del siglo XX, atención de los críticos de arte. En la década de los noventa las performances consiguen subvenciones en la UE, atención de algunos académicos y conferenciantes y entrada en los festivales y museos. En los últimos tiempos, la performance de autolesión logra ser vista, cuando es el caso, como herramienta de cambio social o al menos de denuncia. Si actualmente las performances feministas, muy variadas, logran miles de visualizaciones, las de autolesión consiguen un gran impacto. Por otro lado nos planteamos en la tesis la pregunta de hasta qué punto las prácticas artísticas, lúdicas, deportivas o religiosas (sutilmente ligadas entre sí por la ancestral concepción de que es legítima la lesión real, y no solo la meramente ficticia o teatral, si fuera autoinfligida, como ocurre en la performance artística de autolesión o en los actos penitenciales religiosos), son congruentes con los derechos humanos a la integridad física y a la salud y por ende si estas prácticas, especialmente las que requieren la complicidad estatal, o la cooperación Iglesia-Estado, como el indulto penitencial de penados, son compatibles con los derechos humanos o si el Estado debería buscar formas, educativas, persuasivas, o prohibitivas, de erradicarlas, un tema sin duda no resuelto.