The evaluation of microfinance

  1. Sierra Pierna, Javier
Zuzendaria:
  1. Fernando Carmelo Rodríguez López Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 2017(e)ko apirila-(a)k 28

Epaimahaia:
  1. Javier Salinas Jiménez Presidentea
  2. José Ignacio Sánchez Macías Idazkaria
  3. Marc Labie Kidea
Saila:
  1. ECONOMÍA APLICADA

Mota: Tesia

Teseo: 481655 DIALNET

Laburpena

La relación que existe entre el acceso a servicios financieros formales y mejores niveles de desarrollo económico y social está ampliamente reconocida en la literatura (King y Levine, 1993), que ha mostrado cómo el acceso al sistema financiero es fundamental para poder iniciar proyectos empresariales y otras actividades productivas, facilitar el consumo de los hogares y gestionar situaciones imprevistas como sequías, inundaciones o emergencias médicas,. En esta línea, autores como Hermes y Lensink (2015) sostienen que la falta de acceso al crédito y otros servicios financieros es una de las principales causas de la persistencia de la pobreza en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, a pesar de las ventajas que ofrecen los servicios financieros formales para combatir la pobreza y promover el desarrollo económico y social, todavía una gran parte de la población mundial carece de acceso al sistema financiero tradicional (Demirgüç-Kunt et al. 2015). La situación de exclusión financiera y social puede ser consecuencia de las características económicas o sociales de los hogares, como por ejemplo el nivel de ingresos, el nivel educativo, el género o la discriminación por razones étnicas, religiosas u otras circunstancias; o puede deberse a factores técnicos como como la ausencia de garantías, la inexistencia de productos o servicios adaptados a las necesidades específicas de los hogares, unas tasas de interés excesivamente elevadas, la existencia de barreras geográficas o la escasez de puntos de acceso a los servicios financieros, entre otros motivos (Labie, 2009). Para muchas personas que viven en países en vías de desarrollo, la única forma de acceder al sistema financiero formal pasa por disponer de una cuenta en una institución financiera. Esta circunstancia les proporciona la posibilidad de ahorrar, planificar y gestionar el uso de sus recursos económicos a medio y largo plazo, invertir en nuevos negocios y actividades productivas y afrontar posibles situaciones de riesgo. Todo ello supone un cambio cualitativo en su vidas, al aportarles mayor certidumbre en la gestión de sus economías domésticas o empresariales (Demirguç-Kunt y Klapper, 2013). Las microfinanzas modernas tienen su origen en la década de los setenta, y desde entonces el sector ha evolucionado desde un modelo inicial basado fundamentalmente en el enfoque crediticio a la hora de conceder los microcréditos, a un sector semicomercial en el que existe una variada oferta de productos y servicios adaptados a las necesidades particulares de las personas que viven en situación de pobreza (Armendáriz y Morduch, 2010). El termino microfinanzas se acuñó, precisamente, para hacer referencia al contexto actual, más complejo y diversificado que el sistema de microcréditos de finales del s. XX. Sin embargo, a pesar de los cambios experimentados por el sector en los últimos años y el aumento de la oferta de productos y servicios, la actividad de las microfinanzas continúa centrada principalmente en la provisión de microcréditos y micropréstamos a pequeñas empresas. En este contexto, las microfinanzas están consideradas como una herramienta muy valiosa para la provisión de servicios financieros a personas y hogares en situación de pobreza (Reed et al., 2015), pero datos recientes demuestran que a día de hoy todavía un 38 % de la población mundial carece de acceso a una cuenta en una entidad bancaria u otro tipo de institución financiera (Demirgüç-Kunt et al., 2015). Por este motivo, en la actualidad los esfuerzos de la comuniad investigadora y los profesionales que trabajan sobre el terreno se centran en promover la inclusión financiera en los países en vías de desarrollo para alcanzar el acceso universal a los servicios financieros, un objetivo que el Banco Mundial ha fijado para el año 2020. Es importante destacar que el relativamente nuevo concepto de inclusión financiera es un fenómeno multidimensional, y que las intervenciones que se están llevando a cabo en este nuevo marco pueden tener consecuencias económicas, políticas y sociales de diversa índole (Doligez et al., 2016). Las instituciones de microfinanzas (IMF) aspiran a satisfacer algunas de las necesidades de los hogares en los países en vías de desarrollo. Se trata de un tipo especial de instituciones financieras, ya que además de tratar de alcanzar sus objetivos financieros acostumbran a perseguir una serie de objetivos sociales establecidos en su misión social. Esta combinación de objetivos financieros y sociales representa lo que se conoce como el “doble propósito” de las microfinanzas, y plantea a su vez el ya conocido debate sobre cuál es la mejor forma para analizar los objetivos de las microfinanzas, teniendo en cuenta esta doble orientación que mencionamos (Guérin et al., 2009). Desde este punto de vista, sería razonable considerar como instituciones microfinancieras exitosas aquellas que, además de alcanzar resultados financieros satisfactorios, sean capaces de conseguir buenos resultados sociales. Las microfinanzas fueron consideradas en sus inicios como un sector socialmente responsable per se, como consecuencia del éxito alcanzado por diferentes programas en diversos puntos del mundo. Esta circunstancia permitió que las microfinanzas alcanzaran un gran reconocimiento a nivel internacional y fuesen consideradas como una herramienta de gran utilidad para canalizar los recursos destinados a la cooperación al desarrollo y para reducir la pobreza de manera eficiente (Morduch, 1999). Sin embargo, años después, al comprobar que algunas instituciones se habían desviado de su misión social (mission drift), dio comienzo un nuevo debate sobre la existencia de un posible coste de oportunidad entre los objetivos sociales y financieros de las microfinanzas como instrumento de desarrollo (Ghosh and van Tassel, 2008). A partir de entonces la percepción inicial que existía sobre el funcionamiento del sector ha sido cuestionada desde diferentes ámbitos. Por un lado, estudios recientes han demostrado que las microfinanzas pueden contribuir a facilitar el consumo de los hogares y gestionar eventos inesperados, en lugar de servir como instrumento para canalizar inversiones en nuevas actividades productivas (Collins et al., 2010). Por otro lado, , las crisis experimentadas por el sector durante los últimos años no han hecho sino aumentar la necesidad de un debate profundo sobre los mejores métodos para fortalecer y desarrollar el sector de las microfinanzas (Guérin et al., 2015). Por último, varios estudios sobre el impacto de las microfinanzas han demostrado que el impacto real de los programas podría ser mucho más limitado de lo esperado en un primer momento (Roodman, 2011), al plantear dudas acerca de la premisa inicial que consideraba que tanto los proveedores de servicios como los beneficiarios salían beneficiados (Morduch, 2000). En la actualidad existen diferentes enfoques de investigación que tratan de arrojar luz sobre los efectos reales de las microfinanzas y aspiran a profundizar en el conocimiento de la conexión entre los objetivos sociales y financieros de los programas. La evaluación de las microfinanzas se ha planteado tradicionalmente a partir del marco de evaluación desarrollado por Yaron (1992), según el cual el desempeño financiero refleja la capacidad de las instituciones de microfinanzas de cubrir sus costes operativos a partir de los intereses cobrados a los clientes, mientras que el desempeño social refleja el alcance de los programas de microfinanzas. Sin embargo, hoy día tanto el marco teórico de evaluación como los instrumentos prácticos utilizados en el sector han cambiado, existiendo una gran variedad de puntos de vista y métodos prácticos para evaluar las microfinanzas. Así pues, la literatura actual sobre evaluación de las microfinanzas incluye estudios científicos, guías de buenas prácticas enfocadas al sector empresarial y comercial, y multitud de informes de diferentes organismos internacionales. También podemos encontrar diferentes estudios dedicados a la revisión de los métodos de evaluación de impacto y los resultados de los programas implementados y evaluados hasta la fecha (Karlan and Appel, 2016; Odell, 2015). Durante los últimos años diferentes estudios e iniciativas internacionales han tratado de dotar a la evaluación del desempeño social de las microfinazas del mismo nivel de aceptación y robustez que la evaluación financiera (SPTF, 2016). Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, no se ha alcanzado hasta la fecha un consenso acerca de cuál es la relación entre los objetivos sociales y financieros, ni sobre cuál es el método más adecuado para evaluar el desempeño de las microfinanzas teniendo en cuenta su doble propósito (Mersland and Strøm, 2014). Tomando como punto de partida la particular situación en la que se encuentra el campo de las microfinanzas, el principal objetivo de esta investigación es contribuir al debate sobre cómo mejorar los métodos de evaluación de las microfinanzas, teniendo en cuenta la doble orientación de los programas de una forma objetiva y equilibrada. Para ello, el presente estudio se ha estructurado en tres capítulos, que se presentan conectados de manera lógica y de forma que permitan su posterior publicación como artículos en revistas científicas. Esta investigación comienza abordando la cuestión de hasta qué punto sabemos cómo evaluar el desempeño de las microfinanzas, teniendo en cuenta su doble propósito. De este modo, en el primer capítulo se examina la evaluación de las microfinazas desde una perspectiva integral, más amplia y completa que los estudios existentes hasta la fecha, en nuestra opinión. Partiendo de la distinción entre thinkers and doers que define los diferentes roles desde los que se puede abordar el estudio sobre la evaluación de programas de cooperación al desarrollo (Karlan and Appel, 2012), el objetivo del primer capítulo es sugerir un nuevo marco de análisis que sirva para comprender mejor los diferentes enfoques teóricos de evaluación, y los instrumentos y herramientas disponibles en el mercado. Para ello se realiza una minuciosa revisión de la literatura existente sobre la evaluación de las microfinanzas,. En primer lugar, se aborda la cuestión de la evaluación de las microfinanzas desde una perspectiva teórica, proponiendo un nuevo marco de estudio basado en tres elementos comunes a todas las evaluaciones de las microfinanzas. Posteriormente, a partir de este nuevo marco, en el capítulo se analiza la evaluación de las microfinanzas desde un punto de vista práctico y se presenta una guía completa de las diferentes herramientas de evaluación disponibles en el mercado. En el segundo capítulo de esta investigación se desarrolla el marco de análisis planteado en el anterior capítulo, centrándose en los métodos de evaluación que abordan el estudio de la capacidad de las microfinanzas desde una perspectiva sectorial. De este modo, en el capítulo se presta especial atención a los métodos utilizados para evaluar las microfinanzas de forma agregada. Este tipo de estudios sirven para entender el funcionamiento de las dinámicas del mercado, analizar los efectos de la regulación, medir el desempeño de las microfinanzas a nivel de país o región, e identificar posibles obstáculos para la inclusión financiera. Existen diferentes propuestas de indicadores para medir los resultados financieros y sociales de las instituciones de microfinanzas, pero hasta donde nosotros sabemos ningún método integra de forma consistente el doble propósito en un único indicador integrado. Sin embargo, dado que las instituciones de microfinanzas persiguen objetivos sociales y financieros, la evaluación del desempeño de las instituciones debería reflejar buenos resultados únicamente cuando las instituciones alcancen resultados satisfactorios en los dos ámbitos. Es por ello que el enfoque adoptado en el segundo capítulo aspira a mejorar los métodos de evaluación del desempeño mediante un nuevo indicador equilibrado para el estudio integral del desempeño social y financiero. Para ello se propone la utilización de un indicador de desempeño integral (JPI, por sus siglas en inglés: Joint Performance Indicator), basado en el coste de oportunidad que se puede esperar entre los objetivos sociales y financieros de las microfinanzas, además del objetivo comúnmente aceptado de aspirar a mejorar los resultados en los dos ámbitos. El JPI considera los objetivos sociales y financieros de forma equilibrada, y se basa en la identificación objetiva de las instituciones relativamente eficientes para poder llevar a cabo una comparación entre sus resultados y los alcanzados por las instituciones relativamente ineficientes, en lugar de utilizar criterios de valoración consensuados ex ante para emitir un juicio acerca del nivel de éxito de los programas. El indicador se basa en cinco dimensiones sociales y financieras que reflejan el doble propósito de los programas, y utiliza la técnica del análisis envolvente de datos (DEA, por sus siglas en inglés: Data Envelopment Analysis) para integrarlas en un único indicador integrado. El tercer y último capítulo utiliza el JPI presentado en el capítulo anterior para llevar a cabo un ejercicio empírico con el objetivo de identificar los determinantes de la eficiencia de las microfinanzas. Para ello hemos utilizado datos de 194 instituciones de microfinanzas de América Latina y el Caribe para los años 2014 y 2015 proporcionados por el MIX Market, una organización internacional dedicada a la recopilación y publicación de datos sobre el desempeño de las microfinazas. El marco de evaluación utilizado se basa en la optimización de los recursos financieros (inputs) necesarios para alcanzar los resultados sociales (outputs) deseados. Hemos calculado el JPI correspondiente para cada institución y hemos elaborado un ranking utilizando los resultados obtenidos. A continuación, hemos utilizado una regresión logística para identificar los principales determinantes de la eficiencia de las microfinanzas en América Latina y el Caribe. La realización de esta investigación, como puede verse en las siguientes páginas constituye una aportación de gran relevancia dentro del campo de las microfinanzas, al ayudar a aumentar su eficiencia, y por consiguiente contribuir a la mejora de los resultados de los programas y a que las intervenciones basadas en modelos eficientes resulten más eficaces. Es por ello que el método que esta investigación presenta puede servir para aumentar los efectos positivos de las microfinanzas en poblaciones en situación de exclusión, y también puede ayudar a diseñar e implementar mejores políticas públicas para la inclusión financiera.