Alternativas a la pena privativa de libertad. Análisis crítico y perspectivas de futuro en las realidades española y centroamericana

Résumé

El problema que siempre conlleva la existencia de la prisión se ve acrecentado hasta cuotas casi inimaginables cuando la Centroamérica se trata. La solución no viene, sin embargo, de la mano de una oportuna reforma, sino de su progresiva superación como pena. Y así lo solicita el Derecho penal mínimo, que cabe derivar del paradigma de un Estado social y demócratico de Derecho, y por ello, llamado a conciliar prevención y garantías. Un ideal de ordenamiento punitivo que,para su realización, debe pasar, inexcusablemente, por la institucionalización generalizada de figuras alternativas a sus sanción más opresiva y dolorosa; esto es, la privación de libertad. Al respecto no es obligatorio buscar soluciones fuera del propio texto penal. Una política criminal para ser "nueva" no debe, necesariamente, apoyarse en modelos nuevos, sino que puede utilizar instrumentos ya experimentados, pero atribuyéndolos un contenido y una función que correspondan a objetivos de la "nueva" política criminal. Quepa, por todo ello, comenzar con figuras por todos conocidas, tales como la "non-intervencion", la suspensión condicional de la pena, los arrestros domiciliario y de fin de semana, la multa, el trabajo en beneficio de la comunidad, la privación de derechos y la reparación de la víctima. De todas ellas se realiza un análisis tanto crítico como comparativo, haciéndose frente a los problemas que presentan en España y en Centroamérica, y buscando las oportunas soluciones. Unas respuestas que, desde una perspectiva proporcionalista de alternatividad, y a todos los niveles -legislativo, judicial, ejecutivo y social, constituyen los pasos previos a dar. Siempre, claro está, que sea cierta la voluntad de prescindir, algún día, de una pena que, como la cárcel, se manifiesta tan inoperante para alcanzar los objetivos que justifican su existencia, como terriblemente eficaz para agravar la situación de quienes tienen la desgracia de a