Da moral privada a ética publicaa nova elite parlamentar evangelica na América Latina

Resumen

El retorno de la mayoría de los países iberoamericanos a un orden constitucional tras el agotamiento de los regímenes dictatoriales a principios de los años 1980 - la llamada tercera ola de redemocratización descrita por Samuel Huntington - favoreció el nacimiento de un nuevo actor colectivo en la escena político-partidista de Iberoamérica. A partir de la pluralización del campo religioso iberoamericano y teniendo como marca distintiva la confesionalidad, el político evangélico logró trasponer el conflicto cultural entre una identidad construida en ruptura con el catolicismo romano de la esfera privada, a la esfera pública. La participación recurrente y duradera de los protestantismos populares en la política partidista, incluso con representación en los Parlamentos iberoamericanos, posibilitó la constitución de una nueva elite política evangélica existiendo al lado de la vieja oligarquía latifundista o del más moderno segmento patronal. En este año de 2017 en el que se conmemoran los 500 años del movimiento de la Reforma Protestante del siglo XVI, el presente estudio investiga si el protestantismo iberoamericano ha logrado transformar las relaciones de poder entre Iglesia y Estado y particularmente la cultura política patrimonialista basada en relaciones de dominación personal - apadrinamiento, conchavismo, nepotismo, clientelismo, populismo, etc., o, al contrario, destituido de un ethos cultural enraizado en el liberalismo político ha procurado adoctrinar la función pública imponiendo al conjunto de la población su moral religiosa privada de manera de constituir un Estado multiconfesional buscando las mismas ventajas otorgadas por el Estado a la Iglesia.