La pintura renacentista de Lorenzo de Ávila

  1. PASCUAL DE CRUZ, JUAN CARLOS
Dirigida por:
  1. Margarita Ruiz Maldonado Directora

Universidad de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 26 de mayo de 2011

Tribunal:
  1. Matías Díaz Padrón Presidente/a
  2. Santiago Samaniego Hidalgo Secretario
  3. Ana Castro Santamaría Vocal
  4. Francisco Javier de la Plaza Santiago Vocal
  5. Clementina Julia Ara Gil Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 316198 DIALNET

Resumen

Lorenzo de Ávila (hacia 1473 ; Toro, 1570) ya era pintor en Toledo en 1507, cuando compuso unos dibujos para la Manga del Corpus del cardenal Cisneros. En la catedral de León pintó en 1521 un mural en el claustro y una tabla para el trascoro. Tuvo como discípulo y colaborador al pintor flamenco Juan de Borgoña de Toro, muerto en Ciudad Rodrigo en 1565. Un hijo de Lorenzo, Hernando de Ávila (Toro, 1538 ; Madrid, 1595), fue pintor de la catedral de Toledo y de Felipe II. La trayectoria de Lorenzo de Ávila incluye cerca de un centenar de creaciones documentadas y conservadas, entre las que cabe destacar las del retablo mayor de Santo Tomás Cantuariense de Toro, de hacia 1546. Otras tantas se le pueden atribuir, entre ellas las del retablo mayor de Belver de los Montes y los coincidentes dibujos del Terno Negro de la emperatriz Isabel de Portugal en la Capilla Real de Granada. Especial relevancia tendrían, si se confirmaran, las hipotéticas intervenciones de Lorenzo en Italia hacia 1500 o en lo que se puede considerar estilo A de Juan de Borgoña de Toledo en los años anteriores a 1515. Lo mismo puede decirse de un retrato de Carlos V del Palacio Real de la Almudaina en Palma de Mallorca, del que seguramente derivan las versiones de Seisenegger y Tiziano. Más allá de la relación con el pleno Renacimiento en Italia, en el estilo de Lorenzo de Ávila sobresalen el extraordinario dibujo, el interés en el juego de contrarios, la coherencia, la contención y el equilibrio, propios de un autor reflexivo, elegante, sincero, atrevido, vitalista y bienhumorado, que nos permite pasear por el interior de las composiciones, siempre abiertas e insuperablemente inacabadas, en lo que se perciben ecos de su principal predecesor, Pedro Berruguete, a la vez que se anticipan detalles del singular carácter de Velázquez, Goya o Picasso. Visto así, Lorenzo de Ávila no sólo habría sido uno de los principales pintores españoles del Renacimiento, sino que tendría un puesto bien merecido entre los principales pintores de todos los tiempos.