Análisis de la formación en riesgos laborales y su realidad en la titulación de grado en la facultad de enfermería de Gijónperspectivas educativas

Resumen

Al alumnado de Enfermería en sus estudios de Grado se le va a exigir un amplio aprendizaje práctico que abarca en la Universidad de Oviedo un total de 1.620 horas de prácticum. La realización de este periodo conlleva los mismos riesgos que sufre un profesional de Enfermería. Por lo tanto, esta investigación se justifica en base a la necesidad de conocer la realidad de la formación en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) en los estudios de la Facultad de Enfermería de Gijón, así como las características asociadas a los accidentes registrados en sus prácticum. Las hipótesis de las que se partieron fueron tres: (1) la formación en PRL será percibida como suficiente por los estudiantes de la Facultad de Enfermería de Gijón, (2) las pautas de actuación en PRL durante las prácticas se ajustarán a las establecidas durante el período de formación de los alumnos en el aula y (3) la respuesta a un accidente laboral durante las prácticas guardará relación con el estilo de afrontamiento de cada alumno y con las circunstancias que enmarcan el accidente. El diseño de investigación utilizado fue de tipo mixto cuantitativo-cualitativo. En primer lugar se realizó un análisis estadístico de una muestra de 147 casos de accidentes ocurridos durante los prácticum de los estudiantes de la Facultad de Enfermería de Gijón registrados en el archivo de accidentes en el decenio 2003-2013. En segundo lugar se llevó a cabo un análisis cualitativo de las respuestas a las entrevistas semi-estructuradas realizadas a 20 alumnos que habían sufrido un accidente durante alguno de sus prácticum. Finalmente, se efectuó un estudio descriptivo de opinión sobre la formación en PRL a 203 estudiantes de la Facultad de Enfermería de Gijón a través de una encuesta desarrollada ad hoc. Los resultados mostraron que los estudiantes de enfermería de la Facultad de Gijón cuestionan parcialmente la formación recibida en PRL, considerando necesario reforzar sus conocimientos, mejorando y reforzando los mismos de forma previa a la realización de los diferentes prácticum. Perciben disociadas teoría de práctica, con pautas en la formación teórica que posteriormente se cumplen parcialmente o de acuerdo a otros modelos en la práctica clínica, así como una disparidad de criterios entre profesionales asistenciales, añadiéndoles inseguridad y elevando el riesgo. Del análisis de los 147 accidentes registrados en los prácticum en el bienio 2005-2013, el mayor número de casos tuvo lugar en el año 2009 y el menor en 2013. 2º y 3er curso fueron los que mayor porcentaje de accidentes presentaron, produciéndose fundamentalmente en Medicina Interna, Endocrino, Atención Primaria, Cirugía, Urgencias y Atención Geriátrica. La administración de insulina, la extracción sanguínea, la determinación de glucemia capilar, la administración parenteral vía intramuscular, la administración de heparinas y la extracción de gasometría arterial fueron los procesos de mayor riesgo. La situación desencadenante del accidente vendría ocasionada mayoritariamente por el pinchazo, la erosión y la salpicadura de fluidos ó sangre; finalmente, las actuaciones que motivaron los accidentes fueron reencapuchado, proceso de pinchar, no dominio del instrumental, eliminación de residuos y situaciones inesperadas. Los entrevistados señalaron que la patología del paciente les influye en el cuidado del mismo, provocando que se acentúen los riesgos de sufrir un accidente laboral. Expresan incertidumbre y miedo a padecer las consecuencias de contagio, pensando en la implicación de su problema a padres o pareja. Entre las causas de los accidentes que sufrieron destacaron no disponer de suficientes conocimientos, falta de tranquilidad y excesiva presión, falta de dispositivos de seguridad, así como situaciones imprevistas e inesperadas. Un gran porcentaje habla de responsabilidad de la enfermera en su accidente. En conclusión, puede decirse que la formación en PRL es percibida como insuficiente y se demanda una mayor coordinación tanto entre los tutores clínicos (enfermeras) como entre éstos y los profesores. Se reclama un cambio de metodología de enseñanza y se insiste en la necesidad de incorporar a los planes de estudio la PRL una formación sistemática y unificada con contenido específico aunque transversal. No se cumple, al menos parcialmente, con los requisitos establecidos en los protocolos de PRL existentes durante las prácticas. Finalmente, el estilo de afrontamiento del alumno ante un accidente responde a variables personales y emocionales.