Biomarcadores urinarios para la identificación de las secuelas subclínicas del daño renal agudo y de su recuperación

  1. Cuesta Apausa, Cristina
Dirigida por:
  1. José Carlos Martínez Salgado Director
  2. Isabel Fuentes Calvo Directora
  3. Francisco José López Hernández Director

Universidad de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 27 de septiembre de 2018

Tribunal:
  1. María Nélida Eleno Balboa Presidenta
  2. José Manuel Muñoz Félix Secretario
  3. Marta Ruiz Ortega Vocal
Departamento:
  1. FISIOLOGÍA Y FARMACOLOGÍA

Tipo: Tesis

Teseo: 572172 DIALNET

Resumen

El daño renal agudo (DRA) es un síndrome de gravedad clínica en el que se produce un deterioro brusco de la función excretora renal. Supone un problema de salud pública dada su alta incidencia, las elevadas tasas de morbi-mortalidad asociadas y el coste que supone para los sistemas de salud. El DRA fue considerado durante muchos años como un episodio aislado y normalmente reversible. Actualmente este concepto ha quedado descartado y el DRA es considerado un factor de riesgo para el desarrollo de eventos adversos en el futuro, como riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica, enfermedad renal terminal, mortalidad prematura y enfermedades cardiovasculares. Los criterios RIFLE, AKIN y KDIGO han establecido una definición consensuada y unificada de DRA; sin embargo, no existe una definición estandarizada de recuperación. Las definiciones de recuperación actualmente empleadas en clínica se basan principalmente en los niveles de creatinina plasmática (CrP). Sin embargo, el hecho de que el DRA se haya asociado al desarrollo de eventos adversos a largo plazo en pacientes en los que se habían normalizado los valores de CrP, pone de manifiesto sus limitaciones para el diagnóstico de la recuperación. En este punto es en el que se centra este trabajo de investigación. Planteamos que una vez la CrP ha vuelto a valores basales tras un DRA, existen aún en el riñón alteraciones estructurales y funcionales que suponen un riesgo para el desarrollo de nuevos eventos renales y por otra parte planteamos que podemos identificar biomarcadores que sean capaces de diagnosticar de una manera más sensible y específica que la CrP las alteraciones renales subclínicas asociadas al período posterior a un DRA. Los resultados obtenidos en este trabajo ponen de manifiesto que ni la CrP ni la tasa de filtración glomerular son parámetros adecuados para el diagnóstico de la recuperación de un DRA, ya que su normalización ocurre antes de que se regenere la estructura renal y se recupere su función por completo. En la etapa posterior a la normalización de la filtración renal, hay en el riñón alteraciones estructurales (dilatación tubular, desorganización epitelial, necrosis, depósitos de material hialino) y funcionales (principalmente a nivel tubular) que van desapareciendo a lo largo del tiempo, a medida que se regenera una estructura renal normal. Además, en las primeras etapas de la recuperación existe una predisposición a sufrir nuevos episodios de daño tras la exposición a estímulos que no son nefrotóxicos en condiciones normales. Dichas alteraciones y predisposición cursan de manera silente a las técnicas hoy en día disponibles. Hemos identificado una conjunto de biomarcadores urinarios que detectan de una manera más sensible que la CrP las secuelas renales subclínicas en el período posterior a un DRA, ya que su excreción se mantiene elevada en orina cuando las alteraciones estructurales y funcionales están presentes y la CrP ha retornado a valores basales. A medida que se recupera una estructura y función renal normal, su excreción en orina se reduce progresivamente, hasta que finalmente sus niveles urinarios vuelven a valores normales cuando la estructura renal está prácticamente recuperada y la susceptibilidad a desarrollar nuevos episodios de daño ha desaparecido. En definitiva, este trabajo define un nuevo concepto de recuperación renal tras un DRA, que se basa en el uso de biomarcadores que estén asociados al proceso de reparación y no únicamente en marcadores de daño (como la CrP). Ello nos permitirá establecer de una manera sensible cuándo la recuperación se ha completado y cuándo existen aún secuelas, lo que permitirá tomar las medidas terapéuticas adecuadas en los distintos momentos del período posterior a un DRA.