Miguel Pizarro y Zambrano, poeta y pensador del 27

  1. Elizalde Frez, Maria Isabel
Dirigida por:
  1. José Luis Mora García Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 27 de febrero de 2015

Tribunal:
  1. Teodosio Fernández Presidente/a
  2. Juana Sánchez-Gey Venegas Secretario/a
  3. Rosa Rius Gatell Vocal
  4. Stephen G. H. Roberts Vocal
  5. Roberto Albares Albares Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La tesis doctoral titulada Miguel Pizarro y Zambrano, poeta y pensador del 27, presentada en la Universidad Autónoma de Madrid el 27 de febrero de 2015 se enmarca en los proyectos del Master en Pensamiento Español e Iberoamericano de la misma universidad, y en concreto dentro del proyecto de recuperar autores que han quedado en la sombra por diversos motivos. En el trabajo se plantea la investigación a partir de tres objetivos: 1. Situar a Miguel Pizarro en la escena de su generación, 2. Mostrar la influencia entre él y María Zambrano, a través de su larga relación, y de esta forma buscar la razón poética en nuestro autor, 3. Remarcar la emergencia del pensamiento español en el primer tercio del siglo XX, periodo en el cual las controversias del resto de Europa se reflejaban también en nuestras aulas. Además de la bibliografía publicada existente alrededor de la temática, la investigación se centró en documentos originales, fuentes de información primarias extraídas de archivos, tanto personales y privados como de instituciones públicas. En este sentido, es de especial interés la recuperación del archivo personal de Miguel Pizarro Zambrano, que consta de 5800 documentos que fueron escaneados, ordenados, inventariados y finalmente trabajados desde el punto de vista filosófico. Es por ello que la base documental de la investigación se centró casi exclusivamente en esta documentación inédita, de la que se da cuenta en el documento resultante. La primera parte del trabajo se centró en la reconstrucción de la biografía de Miguel Pizarro. El protagonista de la tesis vivió cada una de sus etapas de un modo distinto, es decir, fue un intelectual destacado y rodeado de intelectuales y artistas en su juventud, durante los años en Japón se sumergió en esa cultura, durante la Guerra Civil Española trabajó a las órdenes de Fernando de los Ríos apoyando la causa republicana, y en el exilio regresó a su faceta de profesor universitario y recuperó la creación literaria y al pensamiento. Su primera juventud estuvo marcada por el librepensamiento de su familia, la intelectualidad, por la amistad con Federico García Lorca y por su noviazgo con María Zambrano: de todo ello podríamos apreciar su vinculación a la que luego se llamó Generación del 27, pero esos lazos que iban estrechándose quedaron en suspense cuando se fue a Japón. Durante su estancia de 11 años, Pizarro, además de ser profesor de español y agregado cultural en la embajada española, se dedicó a estudiar la lengua y la cultura del país, con especial énfasis en la distinta racionalidad de Oriente, como cuenta en sus cartas de la época. Desarrollamos en este capítulo un estudio sobre los principales valores japoneses, a partir de la enorme influencia que éstos tendrían en el futuro personal y también en el presente: recordemos las referencias de María Zambrano a las enseñanzas que había recibido de Pizarro en este sentido: su trayecto supuso la ampliación de la racionalidad que, gracias a Nietzsche y su influencia en España, ya había iniciado en su juventud. En el caso de Pizarro, la influencia de la estética japonesa dio continuidad al problema que ya se planteaba en España sobre el abuso de la razón, siendo éste el punto clave del desarrollo de esta investigación. Tras un breve tiempo en Rumanía, trabajando como diplomático y profesor de la Universidad de Cluj, la Guerra Civil Española le sorprendió de vacaciones en Barcelona. Su pertenencia a la embajada en Rumanía que se había declarado rebelde al gobierno, lo convirtió en sospechoso a ojos de todos, pero Fernando de los Ríos, su mentor desde la época de estudiante en Granada, le salvó de las sospechas y así fue como Pizarro trabajó junto a De los Ríos en los Estados Unidos de América. En estos tres años, su actividad fue totalmente política, tan así que su convicción política junto al gobierno republicano lo llevó al exilio definitivo, en Estados Unidos de América desde 1939 hasta su fallecimiento. En New York, fue un cansado profesor en Brooklyn College y en la New School for Social Research, un exiliado unido al resto de compatriotas: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Fernando de los Ríos, la familia García Lorca, Ángel del Río y Amelia Agostini, Gustavo Durán, Juan Larrea, entre otros, formaban su núcleo más cercano, pero también trabajaba junto al hispanista Benardete o era compañero de Hannah Arendt. Pizarro comenzó en esos años la redacción de sus cuadernos, la base de esta investigación, y también regresaba a la creación literaria, tanto en poesía como en teatro. Además, se matriculó en la Columbia University para cursar los estudios de doctorado y redactó su tesis El lenguaje en Unamuno. De ella se halló entre su archivo una versión junto con cartas y documentos que daban cuenta del devenir y los avatares de su redacción. La tesis fue dirigida por Tomás Navarro Tomás, Federico de Onís y Ángel del Río. Este documento es relevante, pues está escrito a comienzos de los años 40, momento en el cual pocos autores se atrevían a abordar el pensamiento unamuniano. En su primera versión, la interpretación de Unamuno que realiza el autor es muy cercana a la aproximación de María Zambrano. Lo que Pizarro llamó La vida vivida y transformada en tema poético fue eliminado del documento que debía ser defendido, pero ha quedado conservada esta copia y en ella me he apoyado para mostrar, una vez más, las coincidencias con María Zambrano, en este caso respecto al pensamiento unamuniano, pero también he querido mostrar hasta qué punto Pizarro debe pertenecer a la generación en la que se enmarca. Finalmente, destacamos el auto de teatro noh, escrito en los años 50, y que ha sido publicado por vez primera en el 2005, en Bogotá. Esta obra de teatro, el Drama de los despatriados, es un significativo relato del exilio, haciendo uso de los recursos típicos del teatro japonés noh y habiendo también muchas referencias al teatro clásico español, del que Pizarro era especialista gracias a sus cátedras. Regresó el autor a sus conocimientos sobre la estética japonesa para sumergirse en su tradición dramatúrgica. Tanto en la poesía, incluyendo esta obra escrita en romance, como en sus ensayos, Pizarro recuperó lo japonés, traduciendo obras, estudiando de nuevo el idioma, analizando haikus, comparando el teatro clásico japonés con el teatro español del Siglo de Oro e incluso con el teatro clásico griego. Su producción literaria, como todo en él, no se limitó al teatro o a la poesía sino que incursionó también en el ensayo como género de reflexión. Por ello los cuadernos están repletos de ensayos sobre diversas temáticas, aunque todas ellas podrían formar parte de la lista de preocupaciones con que los exiliados españoles llenaban páginas y páginas de diarios y cuadernos. Como conlusión, señalamos las aportaciones de la tesis doctoral sobre Miguel Pizarro: Se ha recuperado y situado a Miguel Pizarro en el grupo de la Generación del 27, señalando las características que lo hace pertenecer a su generación; la segunda aportación es el marcado carácter estético, adquirido en Granada junto a Federico García Lorca, pero también en Japón, y que transmitió a la pensadora María Zambrano, y que influenció en la génesis de la razón poética, extendiendo ésta a la llamada por Federico García Lorca lógica poética, tan presente en los poetas de su generación. La tercera aportación es haber recuperado un estudio sobre Miguel de Unamuno, todavía inédito, que tiene en sí mismo un gran valor por la propia aportación de Pizarro. Finalmente, la cuarta aportación de este trabajo es la recuperación del archivo personal de Miguel Pizarro, que junto a su biblioteca constituye un material de estudio e investigación a los interesados en la Generación del 27, el exilio del 39 español y también para los estudiosos de María Zambrano.