Las mujeres en la izquierda chilena durante la Unidad Popular y la dictadura militar(1970-1990)

  1. Maravall Yáguez, Javier
Dirigida por:
  1. Álvaro Soto Carmona Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 19 de septiembre de 2012

Tribunal:
  1. Pilar Folguera Presidente/a
  2. Pedro A. Martínez Lillo Secretario/a
  3. Ana M. Aguado Vocal
  4. Abdón Mateos López Vocal
  5. Josefina Cuesta Bustillo Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La inclusión de la perspectiva de género en las investigaciones sobre violaciones de los derechos humanos en tiempos de dictadura militar, ha sido tardía cuando no obviada. Esa circunstancia se explica por el peso consuetudinario de la mentalidad androcéntrica en el conocimiento universal, en donde tradicionalmente se ha otorgado a la mujer un papel subsidiario. El ámbito de los estudios históricos en América Latina no ha estado ajeno a estas influencias, lo que ha imposibilitado el tratamiento riguroso de la mujer como sujeto de historia en el devenir de los procesos político-sociales contemporáneos de este continente. Este hecho, irremediablemente, ha traído consigo la falta de rigor a la hora de historiar, especialmente en los estudios sobre delitos de lesa humanidad que se cometieron contra la población civil femenina, en este caso, durante la instauración y desarrollo de dictaduras militares y, por otra parte, la invisibilización de las aportaciones de este colectivo en los procesos de transformación social y recuperación democrática en aquellos países que las sufrieron. Tan sólo en los últimos años esta tendencia se ha ido revirtiendo gracias, primeramente, a la incansable labor de denuncia de las diversas organizaciones feministas y agrupaciones de mujeres y, segundo, a la presión de muchas mujeres académicas del ámbito científico para incluir la perspectiva de género y así poder transformar la mirada patriarcal imperante. Desde la década de los setenta del pasado siglo XX asistimos a la organización de amplias redes de mujeres en torno a la solidaridad y la denuncia de aquellos delitos que vulneraron sus derechos existenciales y que ponía de relieve la discriminación que este colectivo venía sufriendo en sus respectivos países en conflicto. A las desapariciones forzadas de miles de mujeres se añadía el uso de la violación y la tortura sexual como arma de guerra contra las prisioneras. Estos delitos no estaban entonces contemplados por las organismos internacionales encargados de velar por los derechos humanos allá donde se produjeran, ni por los países suscritos a los diferentes acuerdos de cooperación en dicha materia, lo que ha impedido que la acción de la justicia esclareciera estos hechos. La producción de conocimiento feminista durante la década de los ochenta, fruto en buena medida de los sucesivos encuentros internacionales de toda una heterogeneidad de organizaciones de mujeres, permitió dar un nuevo enfoque en el estudio sobre violaciones de los derechos humanos (DDHH) desde el ámbito de la jurisdicción internacional. De esta forma, y por primera vez, empezaba a tratarse la violación como un arma de guerra utilizada específicamente contra las mujeres por su condición de género, aplicando el análisis desde el marco de dominación patriarcal que se reproducía con especial intensidad en el terreno castrense. Por otra parte, a finales del siglo XX, la irrupción de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías en el escenario bélico permitió visualizar y difundir crímenes de estas características, favoreciendo la sensibilización de la opinión pública a escala mundial e incrementado la presión de las organizaciones de derechos humanos sobre los gobiernos para que se involucraran, por fin, en la legislación y la persecución de aquellos delitos que vulnerasen los derechos fundamentales de las mujeres. Por este motivo, conflictos del pasado reciente como el de los Balcanes (1991-1995) y la primera Guerra del Golfo en Irak (1991-1992) marcaron un punto de inflexión ya que las proporciones de la catástrofe humanitaria que trajeron tras de sí, pudieron apreciarse en tiempo real en cualquier rincón del globo. Los primeros testimonios de mujeres víctimas de la violación y la tortura sexual empezaban a sucederse, situación que forzó a que algunos organismos internacionales como el Tribunal de la Haya, se decidieran a incorporar de forma transversal la perspectiva de género en el estudio de las violaciones de derechos humanos (mainstreaming). No obstante, en los inicios del nuevo siglo, el fortalecimiento del derecho internacional en esta materia, parece tornarse todavía como un reto pendiente ya que aún queda por definir una estrategia unitaria en la regulación de medidas de protección a las víctimas de la violencia de género y en la penalización de aquellos delitos que vulneren sus derechos. En materia de represión política, Chile se ha perfilado como un caso paradigmático en la medida que han ido apareciendo, en los últimos años, investigaciones que han incorporado la perspectiva de género a la hora de abordar el impacto que los diecisiete años de dictadura militar (1973-1990) tuvieron sobre el conjunto social del país. Por esta razón, se ha considerado oportuno analizar este caso concreto con vistas a dilucidar cómo se conforman los procesos de represión hacia las mujeres, haciendo especial hincapié en la repercusiones que para ellas tuvo el hecho de participar en la oposición a la dictadura, y siempre en el marco de su trasgresión con los roles de género asignados por el ideario patriarcal3. Por tanto, la violación de los derechos humanos de las mujeres sólo puede abordarse bajo los parámetros de subordinación a la que han estado sometidas desde los primeros tiempos de la historia de la humanidad y, muy especialmente, en los períodos de irrupción militar como cortapisa a los intentos de democratización, ampliación de derechos de ciudadanía y de transformación social. Es en este punto donde las mujeres han sufrido el castigo contra su sexualidad por el hecho de ocupar los espacios y lugares que por tradición correspondían a los hombres. También, hemos querido atender a las aportaciones que como activistas realizaron entorno a la defensa de la democracia, las libertades y la denuncia de los represores. En este sentido, su lugar existencial no solo ha de tratarse bajo el paradigma de victimarias sino, también, como sujetos activos de política y de transformación social, porque, de lo contrario, nuevamente las mujeres quedarían relegadas a un plano subsidiario y pasivo. La presente investigación nos sumerge en lo que las militantes sobrevivientes de los lugares de detención de la dictadura militar (1973-1990) transmiten desde el recuerdo de sus propias experiencias vitales, de su compromiso político y social en la construcción de un Chile democrático y de su lucha contra la impunidad en unos delitos que no prescriben en el tiempo.