Artistas españoles en Roma a finales del siglo XIXen torno a una paleta pintada en 1886

  1. Paliza Monduate, María Teresa
Revista:
Goya: Revista de arte

ISSN: 0017-2715

Año de publicación: 2013

Número: 343

Páginas: 154-165

Tipo: Artículo

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Referencias bibliográficas

  • Adolfo de Aréizaga es un escultor poco conocido que apenas ejerció como tal diez años, coincidiendo con la década de los setenta del siglo XIX. Su estilo basculó entre la tradición académica y el romanticismo, recibiendo influencias de los modelos de la antigüedad, el renacimiento y el barroco, de manera que su producción estuvo marcada por el eclecticismo. Hizo incursiones en el retrato, la escultura conmemorativa, la funeraria, la monumental, la de género, la alegórica, etc., utilizando de forma casi exclusiva el mármol blanco, especialmente el de Carrara. A partir de 1880 abandonó paulatinamente la escultura para dedicarse a la fabricación y venta de materiales de construcción, explotando diversas canteras de mármol, y además fue promotor inmobiliario. No obstante, durante el resto de su vida continuó practicando la escultura en sus ratos de ocio. Con respecto a este escultor vid. M. Paliza Monduate, El escultor Adolfo de Aréizaga (1848-1918), BBK, Bilbao, 2011.
  • Ya en 1883 Ossorio y Bernard se hizo eco de la producción del artista bilbaíno en su conocido diccionario. Vid. M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Giner, Madrid, 1975, (facsímil de la edición de 1883), p. 48.
  • L. Arretxea Sanz y M. Lertxundi Galiana, El escultor Marcial Aguirre, Ayuntamiento de Bergara, Villatuerta, 2010, pp. 45-47.
  • C. González y M. Martí, Pintores españoles en Roma (1850-1900), Tusquets, Barcelona, 1987, p. 32.
  • Con respecto a los datos biográficos y la trayectoria de los pintores que intervinieron en la paleta, dadas las limitaciones de espacio y la elevada cifra de artistas implicados, en el caso de las figuras sobradamente conocidas, como ocurre con el propio Madrazo, hemos optado por incluir exclusivamente la bibliografía monográfica sobre el tema. Con respecto a Federico de Madrazo vid. J. Gallego (coord.), Los Madrazo, una familia de artistas, Museo Municipal de Madrid, Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 1985.
  • C. González, Federico de Madrazo, Subirana, Barcelona, 1979.
  • C. González y M. Martí, El mundo de los Madrazo, Comunidad de Madrid, Madrid, 2007.
  • J. L. Diez (din), Federico de Madrazo yKuntz (1815-1894), Museo del Prado, Madrid, 1994.
  • F. Madrazo y Kuntz, Epistolario, 2 vols., Museo del Prado, Madrid, 1994.
  • W.AA., Federico de Madrazo (1815-1894), Amigos del Museo Romántico, Madrid, 1994.
  • José de Echenagusía (1844-1912), na tural de Fuenterrabía (Guipúzcoa), inició su formación artística en Bayona (Francia). En 1876, tras recibir una sustanciosa herencia, se instaló en Roma, donde vivió el resto de su vida. No obstante, visitó con frecuencia el País Vasco, recibiendo encargos de instituciones y de particulares. Su producción se enmarcó en un primer momento en la estela de la pintura purista y nazarena y más tarde recibió ecos del fortunys-mo, habiendo hecho incursiones en la pintura de historia, la orientalista, la religiosa, la decorativa, etc. Sobre Echenagusía, vid. C. González y M. Martí, Pintores españoles en Roma..., p. 84.1.
  • Moreno Ruiz de Eguino, "José Echenagusía (1844-1912): pintor nazareno y pre-rafaelita", en Artistas vascos en Roma (1865-191S), Fundación Social Kutxa, San Sebastián, 1995, pp. 123-157.
  • W.AA., Cien años de pintura en España y Portugal (1830-1930), T. II, Antiquaria, Madrid, 1988, pp. 297-299.
  • A día de hoy la colección de paletas más conocida es la que reunió en los primeros años de la pasada centuria Carmen Odena, esposa del galerista José Artal, compuesta principalmente por piezas de maestros españoles de finales del siglo XIX y principios del XX. Gran parte de la misma -un total de treinta y tres obras- se conserva actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana y ha sido parcialmente expuesta en distintas ciudades de nuestro país entre 2009 y 2010. Sin embargo, esta muestra no fue aprovechada para hacer un análisis de los entresijos que rodearon a este género, pues su catálogo se limitó a dejar constancia de la trayectoria personal del propio Artal y a reproducir las piezas, acompañadas de breves fichas con información sobre el nombre del artífice y el título y las medidas. Sobre este particular vid. W.AA., Los pintores de Artal. Pintura española del Museo de La Habana, Fundación Bancaja, Valencia, 2010.
  • Consta documentalmente que en 1912 José Artal solicitó a Joaquín Sorolla que "en una paleta de su uso manche Ud. una nota pequeña fírmela sencillamente dedicándosela a Carmen...". Por lo demás, de esa misma misiva se desprende que esta última estaba interesada en poseer ejemplares que hubieran pertenecido a distintos pintores, pues el galerista hizo constar que "... ha reunido unas 50 paletas..., pero no tiene la suya...". F. de Santa-Ana, "Sorolla e Hispanoamérica", en W.AA., los Soro-llas de La Habana. Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Madrid, 1984, p. 126.
  • Ulpiano Checa (1860-1916), natural de Colmenar de Oreja, estudió en la Es cuela de Bellas Artes de San Fernando entre 1876 y 1883. En 1884 obtuvo una pensión, que le permitió establecerse en Roma. Cuatro años después se tras ladó a París, en cuyos Salones partici pó asiduamente. Se especializó en la pintura de historia -sobre todo en los pasajes de la antigüedad romana-. No obstante, también se prodigó en el re trato, la pintura de género y el paisaje, recibiendo influencias del impresionis mo y el simbolismo. Sobre Ulpiano Checa vid. A. Benito García, Ulpiano Checa. Autobiografía apócrifa. Catálogo general del Museo Ulpiano Checa. Museo Municipal Ulpiano Checa, Madrid, 2010.
  • C. González y M. Martí, Pintores españoles en París, Tusquets, Barcelona, 1989, pp. 93-95.
  • C. González y M. Martí (comisarios), Pintores espanyols a París, 1880-1910, Fundació La Caixa, Barcelona, 2000, pp. 165-166.
  • C. Reyero, "La disyuntiva Roma-París en el siglo XIX: Las dudas de Ulpiano Checa", Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, II, 1990, pp. 217-228.
  • W.AA., Fantasía y Movimiento, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 2007.
  • W.AA., Museo Ulpiano Checa, Colmenar de Oreja, Ayuntamiento de Colmenar de Oreja, Madrid, 1994.
  • W.AA., Cien años.-, T. II, Antiquaria, Madrid, 1988, pp. 190-195.
  • José Salís (1863-1926) nació circuns-tancialmente en Santoña (Cantabria), donde su padre, el arquitecto francés Rem! Salís, dirigía por entonces las obras del Instituto Manzanedo. Cuando tenía quince días de vida, su familia se trasladó a Irún (Guipúzcoa), de donde era originaria su madre y donde residiría el artista durante gran parte de su vida. Entre 1880 y 1883 se formó como pintor en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid y en el estudio de Carlos de Haes. En 1885 se trasladó a Bélgica y un año después a la Ciudad Eterna, permaneciendo en la capital italiana dos años. Posteriormente, entre 1889 y 1890, vivió en París. Finalmente se instaló definitivamente en Irún en 1895, aunque viajó con frecuencia a Francia, Bélgica, Holanda, el norte de África, Roma, etc. Destacó sobre todo en el paisaje marcado por una captación de los efectos lumínicos, una técnica empastada y un gusto por el detalle. No obstante, ulteriormente prestó más atención al conjunto en detrimento de la anécdota, adoptó una pincelada más expresiva y recibió la influencia del impresionismo y del propio Sorolla. Para todo lo referente a José Salís vid. R. Chavarri, "José Salís", Bellas Artes, 38, 1974, p. 37.
  • A. Fernández, José Salís, CAN, Pamplona, 1998.
  • I. Moreno Ruiz de Eguino, "Antonio Aramburu Uranga (1862-1927) y José Salís Camino (1863-1926): Entre el realismo y el luminismo", en Artistas vascos..., pp. 241-259.
  • W.AA., Manchas, Alberdania, Zarauz, 2003.
  • W.AA., Cíen años..., T. X, Antiquaria, Madrid, 1993, pp. 45-48.
  • W.AA., "José Salís", en J. M. de Retana (dir.), Biblioteca de Pintores y Escultores vascos de ayer, hoy y mañana, T. II, La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, 1973, pp. 210-244.
  • I. Moreno Ruiz de Eguino, "Antonio Aramburu...", p. 247.
  • Agustín Salinas (1861-1928) se formó en la Academia de Bellas Artes de Madrid y más tarde en Roma, adonde llegó en 1883, gracias a una pensión concedida por la Diputación de Zaragoza, siendo el primer pensionado de esta institución. Se prodigó en el paisaje, especialmente es escenas costeras y lacustres, muchas de ellas teñidas de ensoñación, aunque también hizo incursiones en la pintura mitológica, la de historia y el casacón. Viajó en varias ocasiones a París y a principios de los noventa su figura quedó eclipsada por la fama alcanzada por su hermano Juan Pablo, en cuyo taller debió integrarse por entonces. Con respecto a Agustín Salinas vid. J. Barón, "El paisaje en España en el siglo XIX", en W.AA., Carlos de Haes (1826-1898), Fundación Marcelino Botín, Santander, 2002, pp. 13-65.
  • M. García Guatas, "La Diputación de Zaragoza y la creación del pensionado de pintura en el extranjero", Seminario de Arte aragonés, XXXIII, 1981, pp. 121-135.
  • M. García Guatas, "Salinas y Teruel, Agustín", en WAA., Gran Enciclopedia Aragonesa, T. XI, Unali, Zaragoza 1982, pp. 2963-2964.
  • A. García Loranca y J. R. García Rama, Pintores del siglo XIX. Aragón. La Rioja. Guadalajara, Ibercaja, Zaragoza, 1992, pp. 253-257.
  • W.AA., Cien años..., T. X, Antiquaria, Madrid, 1993, pp. 35-42.
  • Juan Pablo Salinas (1871-1946) fue un artista precoz que inicialmente se for mó en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid y más tarde en Roma, en donde residiría el resto de su vida, obteniendo éxito. Se especializó en escenas costumbristas, paisajes de la campiña romana y pintu ra de casacón, género este último con el que consiguió una gran cotización. Su estilo evolucionó hacia el preciosismo, demostrando gran virtuosismo, mientras que su paleta se tornó más vivaz y variada. Sobre Juan Pablo Salinas vid. C. González y M. Marti, Pintores españoles en Roma..., pp. 196-200.
  • Anselmo Guinea (1854-1906) estudió a comienzos de los setenta en la Escue la de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y seguidamente en Roma entre 1875 y 1876. En Bilbao, su ciudad natal, fue nombrado profesor de la Escuela de Artes y Oficios en 1879. Sin embar go, se desplazó nuevamente a la capital italiana, donde residió entre 1881 y 1887. En los años noventa viajó a París y en 1902 y 1905 volvió a visitar la Ciudad Eterna. Destacó en las escenas costum bristas, aunque también hizo retratos y pintura de historia, etc. Su estilo revela ciertas influencias de Fortuny y del im presionismo. En referencia a Anselmo Guinea, vid. J. M. Arenaza Urrutia, Anselmo Guinea 1854-1906. Unpintorpara la modernidad, BBK, Bilbao, 2006.
  • J. Bengoechea (ed.), Homenaje a Guiard y Guinea, Banco de Bilbao, Bilbao, 1980.
  • C. González y M. Martí, Pintores españoles en París..., p. 268.
  • M. Lertxundi Galiana, Anselmo Guinea 1855-1906, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Bilbao, 2012.
  • M. Llano Gorostiza, "Anselmo de Guinea", en J. M. Martín de Retana (dir.), op. cit., T. III, La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao 1978, pp. 249-280.
  • WAA. Cien años..., T. III, Antiquaria, Madrid, 1989, pp. 309-310.
  • En este sentido vid. C. Reyero, Desvestidas. El cuerpo y la forma real, Alianza, Madrid, 2009.
  • C. González y M. Martí, Pintores españoles en Paris..., pp. 232-233.
  • J. F. Rafols, Diccionario Biográfico de Artistas de Cataluña. Desde la época romana hasta nuestros días, T. III, Milla, Barcelona, 1954, p. 1171.
  • WAA., Cien años..., T. XIII, Antiquaria, Madrid, 1993, pp. 176-183.
  • Manuel Muñoz (n. ca. 1859-?) es un ar tista del que apenas conocemos datos, más allá de su paso por la Escuela Es pecial de Pintura, Escultura y Grabado de la capital de España y su presencia en exposiciones nacionales celebradas en el último decenio del siglo XIX y los primeros años del XX. Estuvo en Roma a finales de la década de los ochenta, donde frecuentó las academias Chigi y Cauva. Con respecto a este oscuro pintor vid. J. L. Diez, "Los discípulos de Haes y su repercusión pública. Las huellas del maestro", en W.AA., Carlos de Haes..., pp. 129-185.
  • W.AA., Cien años..., T. VI, Antiquaria, Madrid, 1991, p. 309.
  • Sobre José Villegas, como queda dicho, uno de los pintores españoles que más fama alcanzaron en Roma, vid. A. Castro Martín, "José Villegas al frente del Prado: dos décadas en la historia de la pinacoteca (1901-1918)", Boletín del Museo del Prado, 34,1995, pp. 49-58.
  • A. Castro Martín, "La pintura de José Villegas (1844-1921)", Goya, 256,1997, pp. 197-208.
  • E. Valdivieso, Pintura sevillana del siglo XIX, ed. el autor, Sevilla, 1981, pp. 105-110.
  • L. Quesada, Pintores andaluces de la Escuela de Roma (1870-1900), BBVA, Sevilla, 1989.
  • WAA., José Villegas Cordero (1844-1921), Publicaciones de la Obra Social y Cultural Cajasur, Córdoba, 2001.
  • WAA., Cíen años..., T. XI, Antiquaria, Madrid, 1973, pp. 292-302.
  • Modesto Brocos (1852-1936) perteneció a una familia con tradición artística, pues su abuelo y su padre fueron grabadores, oficio que también cultivaron el personaje que nos ocupa y su hermano mayor Isidoro, que destacó como escultor. Formado en el entorno familiar y en la Sociedad Económica de Amigos del País de su ciudad natal, pronto mostró un espíritu inquieto que le llevaría a realizar numerosos viajes que determinaron que en distintos momentos residiera en Sudamérica, Madrid y París. En 1883 consiguió una beca de la Diputación de A Coruña que le permitió establecerse en Roma durante cuatro años. Tras abandonar la Ciudad Eterna, regresó a Galicia, donde fue nombrado catedrático en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Más tarde volvió a Río de Janeiro, donde permaneció desde 1900 hasta su fallecimiento. Allí ejerció como profesor de dibujo en la Academia de Bellas Artes. Desde su juventud sobresalió como grabador, mientras que su obra pictórica abarca diversos géneros: el retrato, la pintura de historia, el costumbrismo, el paisaje y la pintura religiosa. Gran parte de su producción se sitúa dentro del realismo de corte conservador, aunque también tiene ecos de otras corrientes, caso de huellas nazarenas y de los macchíaioli. En otro orden de cosas, señalar que fue uno de los primeros profesores de dibujo de Pablo Picasso, durante la estancia de éste en Galicia. En lo referente a Modesto Brocos vid. M. Cabrera Massé, "Modesto Brocos", en C. del Pulgar Sabín (ed.), Artistas Gallegos. Pintores. Novecientos, Nova Galicia, Vigo, 1998, pp. 293-303.
  • J. Consuelo Bouzas, La pintura gallega, Porto, Santiago, 1950.
  • J. M. López Vázquez, "Entre la recuperación del pasado y la utopía del progreso: El arte en los dos últimos tercios del siglo XIX", en F. Rodríguez Iglesias (dir.), Galicia. Arte Contemporáneo, T. XV, Hércules, A Coruña, 1993, pp. 137-191.
  • F. Pablos, Pintores gallegos del Novecientos, Fundación Pedro Barrié de La Maza Conde de Fenosa, La Coruña, 1981, pp. 23-33.
  • WAA., Cien años..., T. I, Antiquaria, Madrid, 1988, pp. 389-390.
  • Antonio María Reyna (1859-1937), natural de la localidad de Coin (Málaga), se formó en esta capital andaluza, destacando a edad muy temprana y despertando interés entre las autoridades locales que le concedieron una pensión para que se formara en Roma, donde permaneció hasta el fin de sus días. Su estilo se enmarca en la estela del for-tunysmo. Tuvo gran éxito comercial con sus vistas venecianas, pero también hizo retratos, escenas costumbristas, pintura de historia y de casacón. Vid. J. M. García Fernández y F. Mar-molejo Cantos, Apuntes sobre Antonio Reyna Manescau. Maestro de la pintura malagueña del XIX, Fundación García Agüero, Málaga, 2009.
  • WAA., Cien años..., T. IX, Antiquaria, Madrid, 1992, pp. 54-71.
  • Arturo Montero Calvo (1859-1887) inició su formación en Valladolid y la completó en la Esuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, donde tuvo por maestros a Federico de Madrazo y al escultor José Piquer. Inicialmente dirigió sus pasos hacia la escultura, pero finalmente se decantó por la pintura, recibiendo la influencia de Rosales. En 1885 llegó a Roma, gracias a una pensión de la Diputación de Valladolid. Permaneció dos años en la capital italiana. Problemas de salud precipitaron su regreso a nuestro país y a la postre su muerte en Madrid en plena juventud. Practicó la pintura de historia, los temas literarios y costumbristas y en menor medida el retrato. Vid. J. C. Brasas Egido, "Un pintor vallisoletano del siglo XIX: Arturo Montero Calvo", II Congreso Nacional de Historia del Arte CEHA, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1978, pp. 237-242.
  • J. C. Brasas Egido, La pintura del siglo XIX en Valladolid, Diputación de Valladolid, Valladolid, 1982, pp. 48-54.
  • J. C. Brasas Egido, "Catálogo", en J. C. Elorza Guinea (ed.), Pintores castellanos y leoneses del siglo XIX, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1989, pp. 122-123.
  • J. Urrea, La pintura del siglo XIX en Valladolid, Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1978.
  • Silvio Fernández-Rodríguez Bastos (1859-1937) nació en Galicia, pero se formó como pintor en la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y seguidamente en la Es cuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Viajó a Roma en 1882, donde permaneció varios años. Su producción es poco conocida, aun que las noticias de que disponemos corroboran su incursión en los temas costumbristas. Con respecto a este pintor vid. J. C. Brasas Egido, La pintura del siglo XIX..., p. 93.
  • J. Urrea, Pintores vallisoletanos del siglo XIX, Caja de Ahorros Popular de Valladolid, Valladolid, 1987.
  • F. Vázquez, "Los pintores orensanos de la Escuela de Roma a propósito de dos nuevas obras de Silvio Fernández", Porta da aira: revista de historia del arte oren-sano, 4,1991, pp. 231-237.
  • W.AA., Cien años..., T. II, Antiquaria, Madrid, 1993, pp. 279-305.
  • Sobre este destacadísimo autor vid. J. L. Diez y J. Barón (eds.), Joaquín Soro- lla 1863-1923, Museo del Prado, Madrid, 2009.
  • J. Ma- naut, Sorolla. Biografía íntima, Carena, Valencia, 2008.
  • B. de Pantorba, Museo Sorolla, Aguilar, Madrid, 1966.
  • B. de Pantorba, La vida y la obra de Joaquín Sorolla. Estudio biográfico y critico, Ex tensa, Madrid, 1970.
  • B. Pons-Sorolla, Joaquín Sorolla: vida y obra, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispá nico, Madrid, 2002.
  • F. de Santa-Ana, Catálogo de pintura Museo Sorolla, 2 vols., Ministerio de Educación, Cultu ra y Deportes, Madrid, 2002.
  • F. Tomás y F. Garin, Joaquín Sorolla (1863-1923), TF, Madrid, 2006.
  • WAA., Sorolla, Vi sión de España, Bancaja, Valencia, 2007.