La misoginia romántica europea en la construcción de la subjetividad de la mujer moderna

  1. Errázuriz Vidal, Ana María del Pilar
Dirigida por:
  1. Alicia H. Puleo García Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 04 de noviembre de 2009

Tribunal:
  1. María Isabel del Val Valdivieso Presidente/a
  2. Magdalena Santo Tomás Pérez Secretario/a
  3. María Teresa López de la Vieja Vocal
  4. María Angeles Larumbe Gorraitz Vocal
  5. Ana de Miguel Álvarez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 282705 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

La Tesis tiene como objetivo estudiar la heterodesignación del ser y el deber ser de la mujer de la Modernidad a partir de las definiciones de la feminidad que se construyen en diversas disciplinas en la Democracia del Nuevo Régimen. Estas disciplinas, entre otras, son la filosofía, la literatura, el arte, las ciencias emergentes (ciencias naturales, psiquiatría, criminología, psicología y psicoanálisis). Todas ellas convergen en identificar a la mujer moderna con una cercanía a la naturaleza y a sus instintos maternales, con lo cual le adjudican el espacio privado como lugar de desarrollo en la nueva organización social y política. Constatamos, según los estudios realizados en Filosofía, que en el siglo XIX se desarrolla lo que los estudios de género denominan "misoginia romántica" y que sitúa a las mujeres no solo como cercanas a la naturaleza, sino en la imposibilidad de ocupar los espacios públicos ya sea por debilidad o por falta de sentido universal. Sostenemos, como lo hacen diversas autoras de los estudios de género, que dicha reacción por parte de las élites masculinas tiene que ver con la amenaza que experimenta la hegemonía masculina del nuevo régimen democrático frente a las pretenciones de las mujeres de gozar de los principios de igualdad y libertad. Después de la abolición del derecho divino, el derecho natural permite a la fratría masculina reemplazar al padre simbólico del Antiguo Régimen con un sistema de igualación de los sujetos masculinos sin castas ni determinaciones del lugar de nacimiento. Sin embargo, el colectivo de varones sigue proponiendo subordinar al colectivo de mujeres, cuyos derechos de ciudadanía -a mismo título que sus hermanos- no son reconocidos. De manera que la organización socio-económica y política del nuevo régimen, se organiza en torno a dos polos: los varones ocupándose de la producción de bienes, de leyes, de gobierno y de cuidado del territorio en el ámbito público, y las mujeres ocupándose de la reproducción de los cuerpos, el cuidado de otros y la reproducción de la especie. Ambos polos no resultan equivalentes y tiene mayor valor el polo llamado masculino (que detenta el poder) que el llamado femenino (que resulta subordinado económica, política y legalmente). Como el útlimo discurso de la Modernidad, el psicoanálisis que se consagra al estudio de la construcción de las subjetividades tanto de varones como de mujeres, de algún modo comprueba en la práctica clínica y en la investigación casuística que, efectivamente, la subjetividad de hombres y mujeres ha interiorizado los preceptos del nuevo régimen. Los análisis psicoanalíticos, sin ánimo de denunciar la dominación masculina y la subordinación femenina, ponen de manifiesto los mecanismos del sistema sexo-género en la formación de la diferencia sexual y en la sexuación de los sujetos. Al respecto, manifiesta que, en un principio de la vida, varones y niñas nacen con un caudal pulsional y deseante similar, pero que la influencia de la cultura y de las regulaciones sociales hacen que la mujer abandone ese terreno común y se vuelva pasiva, subordinada y finalmente busque aquellas virtudes que hacen de ella una buena madre, tal como lo exigía la filosofía del nuevo régimen. La teoría psicoanalítica que se desarrolla desde el último cuarto del siglo XIX hasta nuestro días presenta una doble adscripción: por una parte, parece legitimar lo que constata como 'normalidad' en los sujetos (varón dominador y mujer dependiente) y por otra parte, da cuenta de la maternidad y de las virtudes femeninas como un producto de una construcción cultural y social que somete a las mujeres a unos mandatos inapelables. La crítica que el psicoanálisis contemporáneo realiza al psicoanálisis clásico radica en la posición a-crítica y a-histórica que muestran los escritos canónicos, mientras que los testimonios clínicos dan cuenta de la contradicción entre lectura de la realidad psíquica y denuncia del sistema sexo-género. Serán las pensadoras feministas tales como Simone de Beauvoir, Kate Millett y otras, que en los años 50, 60 y 70 del siglo XX pondrán de manifiesto que el estudio de las subjetividades está sesgado por el discurso sexista del sistema sexo-género: los varones serán considerados superiores a las mujeres en aquellas cualidades abstractas, intelectuales y culturales, mientras que las mujeres serán consideradas aptas para la reproducción (natural), el cuidado de otros, el afecto y la responsabilidad familiar. Así, los estudios de psicoanálisis y género contemporáneos ponen de manifiesto los conflictos psíquicos que muestran las mujeres en la contradicción frente a los mandatos de género que no son ego-sintónicos con sus deseos. La tesis muestra esta contradicción.