El concepto de consonancia en la teoría musical

  1. García Pérez, Amaya Sara
Dirigida por:
  1. Dámaso García Fraile Director

Universidad de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 14 de octubre de 2004

Tipo: Tesis

Resumen

En esta tesis doctoral se estudian las diferentes teorías que han aparecido a lo largo de la historia para describir, explicar y dominar el fenómeno de consonancia musical. El fenómeno de la consonancia musical siempre ha intrigado a teóricos de todas las épocas. Detrás de la palabra consonancia (symphonía en griego, consonantia en latín) está presente la idea intuitiva de “sonar conjuntamente”, “sonar bien” o “mezclarse agradablemente” dos sonidos que son percibidos simultáneamente. Describir y explicar este fenómeno, desde un punto de vista más o menos físico, matemático o metafísico, es algo que siempre ha estado presente en la historia del pensamiento humano. Por otro lado, este fenómeno ha condicionado enormemente los diferentes sistemas musicales que han sido utilizados a lo largo de la historia de occidente. El punto de partida de esta tesis son los primeros escritos que se conservan sobre el tema, más o menos atribuibles a la escuela pitagórica, y el de llegada son los escritos de la primera mitad del siglo XVII en los que se desarrolla la primera teoría científica en torno al fenómeno de consonancia. Para poder valorar todas estas teorías, este trabajo parte de la concepción actual del fenómeno de consonancia y en concreto de las teorías sobre consonancia sensorial y consonancia musical de Terhardt (quien a su vez se basa en Helmholtz) y Kameoka/Kuriyagawa. A grandes rasgos podemos decir que las teorías en torno a la consonancia que han ido apareciendo durante la época en que hemos centrado el trabajo corresponden a dos tipos fundamentales: 1. Unas son teorías musicales, que desarrollan, por ejemplo, clasificaciones de intervalos por su grado de consonancia y disonancia para después poder determinar leyes prácticas para la composición musical. 2. Las otras son teorías explicativas, que intentan describir, dar una razón o explicar el fenómeno de consonancia, más o menos al margen de sus implicaciones o su uso musicales. Dentro de las teorías explicativas nos encontramos con algunas que podemos denominar teorías físicas o científicas, ya que proponen modelos físicos sobre el comportamiento del sonido y la consonancia. Pero también hay otras que intentan dar una razón última al fenómeno de la consonancia, convirtiéndose así en teorías metafísicas. Por otro lado hemos encontrado teorías que, aunque en principio parecen ser explicativas, al mismo tiempo son usadas de manera práctica en la construcción de sistemas musicales concretos, por lo que se encuentran a medio camino entre los dos tipos que hemos propuesto anteriormente, las musicales y las explicativas. Éstas últimas son teorías aritméticas. Teorías aritméticas son algunas de las más antiguas que podemos encontrar, como los requisitos matemáticos establecidos por Arquitas o Euclides para las proporciones consonantes y los sistemas harmónicos desarrollados a partir de ellos como los de Filolao, Platón, Nicómaco o Ptolomeo. Estos requisitos se resumen en: Utilización de proporciones múltiples y epimóricas. Uso de los números del 1 al 4 para estas proporciones. Utilización de las medias matemáticas aritmética, geométrica y harmónica para conseguir estas proporciones. acompañarán en el siglo XVI al desarrollo de la justa entonación en los escritos de Zarlino y Salinas. Entre las teorías más antiguas también encontramos las de tipo metafísico, como la idea pitagórica de la tetraktys de la década o la idea de la harmonía de las esferas desarrollada por Platón y por los helenísticos Ptolomeo y Nicómaco entre otros. Tanto las ideas metafísicas como las aritméticas de la Antigüedad serán recopiladas y transmitidas al mundo medieval por Boecio, y en el siglo XVI serán renovadas y reutilizadas para dar explicación al nuevo sistema de la justa entonación en el que las terceras son ya consonantes. Así, de la tetraktys de la década se pasará a la formulación del numero senario de Zarlino. Las teorías físicas de la consonancia tienen su origen también en la Antigüedad. Las primeras formulaciones las encontramos en textos de Arquitas y Platón. Pero su desarrollo fundamental se da en escritos procedentes de la escuela peripatética, en los que se empieza a estudiar el sonido como un fenómeno físico susceptible de ser descrito. El fenómeno de la consonancia se concibe como dependiente del comportamiento del sonido, y por tanto, también susceptible de ser descrito. Así aparece la teoría de coincidencia de pulsos. Las teorías físicas de la consonancia fueron en parte recopiladas por Boecio, pero pasarán inadvertidas durante toda la Edad Media y el Renacimiento. A finales del siglo XVI y principios del XVII la teoría física de la coincidencia de pulsos será recuperada y reformulada por Benedetti, Galielo y Mersenne entre otros, propiciando el inicio de la ciencia moderna y experimental del sonido. Las teorías musicales las podemos encontrar fundamentalmente durante la Edad Media. En la Antigüedad ya habían existido algunas clasificaciones de intervalos por su grado de consonancia (que son recogidas por Boecio), pero su importancia era totalmente secundaria. Sin embargo, en la Edad Media las teorías musicales adquieren una importancia fundamental. A través de ellas y sus modificaciones podemos observar la evolución del sistema harmónico utilizado en la música polifónica occidental, sobre todo el paso de un sistema basado en los intervalos de quinta y cuarta (el diatónico de Boecio o también llamado sistema pitagórico) a otro basado en el intervalo de tercera (el de la justa entonación). Las clasificaciones medievales de la consonancia comienzan adoptando el sistema de Boecio, pero poco a poco van incluyendo a las terceras y sextas entre las consonancias imperfectas (algo que parece iniciarse en escritos anónimos del siglo XII y culmina en el XIV con tratados como el de Philippe de Vitry) al mismo tiempo que relegan a la cuarta a la categoría de disonancia (lo que es ya plenamente patente en la mayoría de escritos del siglo XIV). También podemos observar algunos sistemas peculiares que se salen de esta línea general, como el de Grocheo (que pretende revivir a Boecio en una época tan avanzada como el siglo XIV), o el curioso sistema de clasificación de la consonancia del anónimo del siglo XIV Quatuor Principalia. Estos sistemas no convencionales nos proporcionan una valiosa información sobre los problemas de adecuación entre la teoría de afinación dominante hasta el siglo XV (el diatónico de Boecio o sistema pitagórico) y la realidad musical del momento (un sistema en el que las terceras eran de hecho consonantes, y por lo tanto, próximas a su afinación en el sistema de la justa entonación). Las teorías musicales de clasificación de la consonancia continuarían existiendo, aunque relegadas de nuevo a un segundo plano, durante el siglo XVI y el desarrollo de la justa entonación. En esta época encontramos la interesante clasificación de Salinas, quien, basándose en la práctica musical y no en teorías preestablecidas, determina el siguiente orden de mayor a menor grado de consonancia: octava (unísono), quinta, tercera mayor, tercera menor, sexta mayor, sexta menor, cuarta. En el siglo XVII Mersenne retomaría esta clasificación, contraponiendo así la práctica musical a los resultados obtenidos por la teoría física de la coincidencia de pulsos.