La geisha de Kioto como obra de arte total

  1. Aizpún Vílchez, Iosune
Dirigida por:
  1. María Jesús Fuente Pérez Director/a
  2. Yuko Morimoto Codirector/a
  3. Carmen González Marín Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad Carlos III de Madrid

Fecha de defensa: 09 de julio de 2020

Tribunal:
  1. Domingo Hernández Sánchez Presidente
  2. José Luis de la Nuez Santana Secretario/a
  3. Daniel Sastre de la Vega Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 592040 DIALNET

Resumen

Las geisha son artistas multidisciplinares de élite en artes tradicionales japonesas o geidō, de donde proviene el lexema que les da nombre, gei. Se caracterizan por conservar la tradición japonesa, pero no solo en lo que respecta a sus artes, sino también al modo de vida y costumbres sociales, siendo uno de los últimos reductos de la tradición frente a un Japón ultramodernizado. Las artes tradicionales que las definen son la ceremonia del té o chadō, el arte del entretenimiento, el arreglo floral o ikebana, la caligrafía o shodō, la poesía, y principalmente la música y la danza tradicionales. Se diferencian del resto de profesionales de este ámbito por su multidisciplinariedad y versatilidad en cuanto a instrumentos; puesto que estudian shamisen, canto, flauta y tres tipos de percusión; la variedad de géneros que dominan de cada uno y la pluralidad de entornos en los que son capaces de actuar: desde interpretaciones intimistas en los banquetes privados u ozashiki, recitales, festividades religiosas y conciertos, hasta grandes festivales públicos en el teatro. Esta formación tan exhaustiva requiere la dedicación de toda una vida y a jornada completa, y así lo hacen estas mujeres, que más que desempeñar una profesión, acaban adoptando un modo de vida en el que se persigue la perfección estética. Se trata de una transformación completa en un nuevo ser: geisha. Sin embargo, en Occidente las geisha han estado sujetas a una visión distorsionada por prejuicios, exotismos y malentendidos que han generado una desacertada imagen como mujeres dedicadas sumisamente a la satisfacción de los deseos masculinos, una imagen perpetuada por una innumerable cantidad de novelas, películas y producciones de distinto tipo. La raíz de toda esta confusión la encontramos en que, ciertamente, las geisha surgieron hacia 1750 dentro del mundo flotante de los distritos de placer del periodo Edo (1603-1868), pero lo hicieron como una profesión claramente diferenciada de aquella de las cortesanas y prostitutas, ya que ofrecían entretenimiento en las artes tradicionales pero sin estar sujetas a la prestación de servicios sexuales. Lo que mantuvo a estas intérpretes femeninas a estar relegadas en este ámbito fue la prohibición del Gobierno japonés de 1629 que impedía que cualquier mujer pudiera actuar en la escena pública, una prohibición que estuvo vigente durante 239 años, hasta la llegada de la Restauración Meiji en 1868. Si bien ello no significa que la historia de las geisha haya estado impecablemente desvinculada del mundo de la prostitución, resulta completamente necesario abandonar definitivamente esa perspectiva reduccionista y carente de rigurosidad para revalorizar a las geisha por lo que realmente las define: su devota dedicación a las artes tradicionales. Afortunadamente, en los últimos cuarenta años se han realizado investigaciones de gran calidad, emprendidas en su práctica totalidad por mujeres, que han acabado con el silencio académico recibido por esta institución. De este modo encontramos, en primer lugar, la labor pionera de la antropóloga norteamericana Liza Dalby, quien desarrolló la tesis The Institution of the Geisha in Modern Japanese Society en la Universidad de Stanford en 1978. A partir de entonces encontramos estudios rigurosos como la tesis The Role of Music in the Lives and Identities of Japanese Geisha de la etnomusicóloga Kelly M. Foreman, quien se doctoró en la Universidad del Estado de Kent en 2002. También destaca Butterfly’s Sisters de Yoko Kawaguchi, publicado por la Universidad de Yale en 2010, y, por último, Business Aspects of the Kyoto Hanamachi de la profesora de la Universidad de Mujeres de Kioto Kumiko Nishio, publicado en 2011. Lo que sale a la luz tras realizar un estudio exhaustivo sobre esta profesión es una imagen muy distinta a la que se ha venido proyectando. Esta corresponde a las geisha como mujeres autónomas e independientes que han desarrollado sus carreras profesionales en el ámbito artístico buscando la excelencia y que lo han hecho, además, dentro de un sistema completamente matriarcal. No obstante, la causa principal de esta falta de comprensión ante las geisha en Occidente, es que no encuentran equivalente alguno en nuestra cultura, aunque sí que tenemos algo con lo que poder identificarlas, una noción previa a la que se ajustan estas profesionales de las artes: la obra de arte total. La obra de arte total es el ideal romántico de síntesis suprema de todas las artes en la que se produce un efecto total al imbuir todos los sentidos del espectador. Sus orígenes se encuentran en la cosmovisión y en la estética del primer Romanticismo alemán o Frühromantik de la última década del siglo XVIII y principios del XIX para alcanzar su consumación en la labor del compositor Richard Wagner. Acabó convirtiéndose en una categoría estética que se presenta, tanto como hija de su tiempo, como categoría universal, como una ambición susceptible de aparecer en culturas y épocas distintas. Lo que tratamos de demostrar en esta investigación es que la configuración de las geisha como espectáculo completo responde a este ideal, de modo que logremos dar respuesta y sentido a las motivaciones, comportamiento, características e incluso contradicciones que se encierran tras esta institución. Para ello, tomaremos aquellas investigaciones previas de carácter eminentemente antropológico como fuente primaria de conocimiento, gracias a que están basadas en su mayoría en estudios de campo, para tratarlas como la base sobre la cual elaborar una reflexión de índole teórica sobre las geisha desde un punto de vista artístico y estético. Atenderemos así esta faceta primordial, que no ha sido aún lo suficientemente investigada, a pesar de ser la faceta hacia la cual está enfocada fundamentalmente la configuración de esta profesión. De este modo, en nuestra investigación predominará el enfoque de la estética, aunque en general adoptaremos una perspectiva humanística en el sentido de multidisciplinar, puesto que también nos serviremos de los puntos de vista de la historia, la historia del arte, la antropología, la musicología, la filosofía y la perspectiva de género. Para demostrar que las geisha pueden ser consideradas una obra de arte total, desarrollaremos nuestra investigación en tres partes principales. En primer lugar, será necesario conocer en qué consiste la obra de arte total, y a esta misión está destinada mayoritariamente la primera parte de nuestro estudio. Comenzaremos por realizar una «primera aproximación», en la que, tras presentarla y definirla adecuadamente, constataremos que nos enfrentamos a una noción de carácter muy complejo, que nos obliga a adoptar distintas perspectivas para abordar su estudio. De esta manera, comenzaremos por atender únicamente a su aspecto formal, es decir, como composición concreta que consiste en la creación de una única obra donde participan todas las artes. Este enfoque nos permitirá, en el capítulo titulado «génesis de la obra de arte total como categoría formal», comprender cómo surge históricamente fruto de la evolución del parangón establecido tradicionalmente entre las artes. Este recorrido se encuentra inserto en la forma en que se ha ido configurando la propia noción del arte en Occidente, y nos llevará a descubrir cómo la creencia en la unidad de las artes se postula como el presupuesto ontológico de la obra de arte total. A continuación, en «consideraciones previas» hablaremos de la necesidad de reconstruir la primera fuente principal de que proviene este ideal, la teoría de la obra de arte total en el pensamiento de los primeros románticos alemanes. Ello se debe a que, mientras esta es fácilmente reconocible en el trabajo de Richard Wagner, que es la segunda fuente, no ocurre así en el caso de estos autores, ya que no llegaron a mencionar el término como tal ni tampoco le dedicaron un tratado icónico al modo wagneriano. Sin embargo, en «la teoría germinal de la obra de arte total como categoría formal en el Romanticismo temprano», desvelaremos cómo esta se encontraría en la culminación de un recorrido hacia la totalidad artística que comienza con la creencia en la unidad de las artes, pasa por la fusión de los géneros dentro de cada una de las disciplinas, sigue con el deseo de fusionar las distintas artes y finaliza con la voluntad de que todas estén presentes en una única obra. Después cambiaremos de perspectiva para analizar la cosmovisión que dio lugar a su nacimiento en el capítulo «el Romanticismo como sustrato de la obra de arte total». En él conoceremos cómo la cosmovisión romántica dio lugar a esta categoría estética como respuesta a una serie de necesidades y problemáticas propias del contexto en que este movimiento se encontraba, la modernidad, de modo que la dotó de un rico trasfondo espiritual, político, social, cultural y existencial. Una vez realizado este análisis, procederemos a conocer por separado la teoría artística desarrollada por Richard Wagner en el capítulo dedicado a «la gesamtkunstwerk wagneriana», donde al fin encontramos la declaración explícita de la obra de arte total, denominada por el compositor con el término gesamtkunstwerk. Conoceremos cómo surge desde su experiencia personal y cuáles fueron las características específicas que le otorgó, como el proponerla como solución a la fragmentación social, con un carácter más político, o la postulación del pueblo como su autor. Completado el estudio de las dos fuentes principales, podremos proceder a enumerar con detalle cada una de las «características esenciales de la obra de arte total». Estas habrán sido extraídas, por un lado, a partir de la teoría germinal de los primeros románticos alemanes, que habremos puesto al descubierto, y de su práctica artística. Por el otro, a partir del trabajo tanto teórico como práctico de Wagner, es decir, de sus ensayos Arte y revolución, La obra de arte del futuro y Ópera y drama, y del proyecto en que puso en práctica estas teorías, que es el ciclo El anillo del Nibelungo para su representación en el Festspielhaus de Bayreuth. El objetivo de este capítulo es presentarlas de la forma más clara posible, salvando la dificultad que implica, ya que la obra de arte total sigue siendo considerada un concepto vago y confuso. Sin embargo, extraeremos hasta diez características esenciales, que son: la unidad y síntesis de las artes; la integración del espectador; el hermanamiento del público como propósito; la manifestación del Absoluto y la restauración de la unidad espiritual; el carácter orgánico de la obra; la creación de un mundo aparte; la integración de la naturaleza; la colaboración ideal de artistas; la unión de arte y vida y un ideal a alcanzar. Por último, adoptaremos una última perspectiva analizando la «evolución de la obra de arte total tras el Romanticismo», donde estudiaremos aquella trayectoria que siguió tras su formulación para conocer cuáles son los proyectos concretos que otros académicos proponen como obra de arte total y su justificación. Este ejercicio nos servirá, en primer lugar, para crear un marco comparativo de referencia. En segundo lugar, para obtener más modelos con los que ilustrar cómo se presentan de forma práctica las características de la obra de arte total y, tras su ejemplo, comprobar cómo quedan aplicadas en el caso de las geisha en la segunda y tercera parte de la investigación. En tercer lugar, para poder extraer, a partir de ellos, otras cuatro características más que hemos denominado complementarias al derivarse coherentemente de la propia teoría romántica y wagneriana. Con el trabajo realizado a lo largo de estos ocho capítulos habremos conseguido elaborar un aparato teórico correctamente estructurado que, de una forma clara y definida, proporcione las claves necesarias para evaluar si un proyecto dado puede ser considerado una obra de arte total, en nuestro caso, las geisha como espectáculo completo. Sin embargo, dado que este proyecto artístico pertenece a una cultura distinta a la occidental, será necesario finalizar esta primera parte con la exposición de los fundamentos teóricos imprescindibles para comprender la cultura japonesa, que en términos generales resulta desconocida para un gran público. De esta manera, comenzaremos por aproximarnos a «la cosmovisión tradicional japonesa», pero no lo haremos solamente a modo de introducción, sino que, de forma más relevante, estableceremos las similitudes fundamentales que esta cosmovisión guarda con la cosmovisión romántica. Entre ellas se encuentran: la preeminencia de la intuición sobre la razón; la revalorización de la dimensión espiritual y trascendental; una sensibilidad estética de gran envergadura que define su mirada sobre la realidad; una profunda relación con la naturaleza y la fascinación por su belleza. Todo ello, relacionado con la práctica artística y estética, que se encuentra a su vez imbricada con lo sagrado. Del mismo modo, en un siguiente capítulo estudiaremos «la estética tradicional japonesa» para observar cómo esta comparte premisas con la teoría de la obra de arte total, como la creencia en la unidad originaria de las artes, una concepción unificada de arte y vida, y la función del arte y la estética como modo de acceso a la dimensión espiritual. Establecer dichas conexiones nos permitirá ofrecer una base teórica según la cual podremos presentar a estas dos cosmovisiones, la romántica y la tradicional japonesa, como sustratos semejantes capaces de dar lugar a un mismo fruto estético, «un fruto común», que sería la obra de arte total. Demostrando que resulta factible su aparición en la cultura japonesa estaremos preparados entonces para defender posteriormente que esta se encarna en las geisha como espectáculo completo. Para ello, para demostrar que las geisha pueden ser consideradas una obra de arte total, será necesario, en segundo lugar, conocer exactamente en qué consiste la figura artística de las geisha. A este propósito está destinada la segunda parte de la investigación, que se encuentra dividida en cuatro grandes capítulos. En el primero de ellos, en «la situación del mundo de la flor y el sauce», presentaremos de forma progresiva y lógica la compleja institución de las geisha, comenzando por «el origen y la historia» de esta profesión para después conocer las características de «el mundo de la flor y el sauce», «las etapas de la carrera de una geisha», «su formación» y el «acondicionamiento físico y mental de gran severidad» a que son sometidas. Entre estos apartados, destacará por su importancia el segundo de ellos, en que definiremos a «las geisha de Kioto como nuestro objeto de estudio» exponiendo los motivos por los cuales establecemos que son únicamente las geisha de esta ciudad aquellas que de forma justificada merecen ser consideradas una obra de arte total. Una vez hayamos desarrollado este primer capítulo a modo de introducción, podremos proceder a presentar y conocer cada una de las artes que configuran a las geisha como obra de arte total. Lo haremos agrupándolas según la forma en que éstas se articulan, teniendo en cuenta el criterio wagneriano. Obtendremos como resultado tres grupos, que corresponden a cada uno de los tres capítulos restantes. En primer lugar, «la confluencia de artes en su propia figura», compuesto por el kimono, el arte del cabello y el rostro pintado. En segundo lugar, «la confluencia de artes escénicas», compuesto por la música y la danza tradicionales, la celebración de la ozashiki y la ceremonia del té. En tercer lugar, «las artes complementarias», configurado por el ikebana, la caligrafía y la poesía tradicional. Con el desarrollo de estos cuatro capítulos habremos conseguido explicar correctamente en qué consiste el fenómeno estético-artístico de las geisha. Ello nos permite, finalmente, proceder a exponer cómo se ven cumplidas en ellas las distintas características de la obra de arte total que hemos extraído a partir del estudio de la primera parte de la investigación, es decir: las características de la gesamtkunstwerk wagneriana, las características esenciales y las características complementarias. Esta tarea se iniciará en esta misma segunda parte, ya que en ella encontraremos determinados apartados que, por sí solos, suponen el cumplimiento de una de estas características. Sin embargo, el resto de características sólo podrán ser abordadas una vez hayamos obtenido una visión global de las geisha como espectáculo completo y esto sólo se puede conseguir una vez terminada la exposición de la segunda parte en su totalidad. Es por ello que su estudio quedará reservado a la última y tercera parte de la investigación, donde acabaremos de enunciar todas las características que cumplen las geisha como obra de arte total a través de siete capítulos finales. Así, en «unión y síntesis de las artes en las geisha» veremos cómo cumplen con creces el aspecto formal de la obra de arte total al unir los tres grupos de artes imbuyendo todos los sentidos del espectador. Comprobaremos cómo estas quedan unidas en síntesis debido a que su educación artística está pensada para que obtengan una comprensión total de las artes que les permita conocer dónde se encuentran sus puntos de conexión, de forma que queden perfectamente imbricadas. A continuación, en «la unión de arte y vida» estudiaremos cómo precisamente el propósito de esta profesión es la transformación en una obra de arte viviente y su conexión con el ideal wagneriano del ser humano artista. También analizaremos «las geisha como obra de arte total y su relación con la sociedad moderna», «la tradición del pueblo japonés en la autoría de las geisha como obra de arte total», donde cobrará mucha relevancia la colaboración ideal de artistas, «la creación de un mundo aparte en las geisha» y «la integración de la naturaleza en las geisha». Finalizaremos con «la presencia de lo espiritual en las geisha», donde veremos de qué forma manifiestan la que consideramos como la característica más importante, que es la presencia de un componente espiritual que anime su creación, es decir, que haya una búsqueda de trascendencia. Es de esta manera como todas las características que fueron extraídas en la primera parte de la investigación como propias de la obra de arte total se encuentran aplicadas de forma argumentada en el proyecto concreto de las geisha. Ello, junto a la demostración de cómo resulta factible la aparición de la obra de arte total en la cultura japonesa, nos permite lograr la consecución del objetivo de nuestra investigación; demostrar que las geisha pueden ser consideradas una obra de arte total.