El árbol de la virtudun grabado, del siglo XVII, sobre la IIa-IIae y las ciencias según santo Tomás de Aquino, ubicado en el Cursus Theologicus de los Salmanticenses

  1. Muller, Daniel Peter
Dirigida por:
  1. Miguel Anxo Pena González Director/a

Universidad de defensa: Universidad Pontificia de Salamanca

Fecha de defensa: 12 de diciembre de 2023

Tribunal:
  1. María Lucía Lahoz Gutiérrez Presidenta
  2. Román Ángel Pardo Manrique Secretario/a
  3. Mariano Casas Gómez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Con pocas excepciones, cada tomo del Cursus theologicus comienza con un panegírico al Divus Thomas. En el caso del tercer tomo, que se dedica a unas cuestiones de la Prima secundae de la Summa y donde se encuentra el grabado del árbol de las virtudes, se presenta al filósofo griego Diógenes de Sinope, designado como un amador de la moralidad. Él habitaba como un ermitaño en un barril de arcilla, en el interés de alejarse de la compañía de la muchedumbre que lo detendría, y para dedicarse a la consideración de la belleza del sol. Los Salmanticenses se compararon a Diógenes porque ellos también buscaban la luz, pero aquella del Doctor comúnmente representado con el sol en su pecho. Los teólogos descalzos salmantinos miraban al Aquinate como “el sol más claro de la teología”, mientras escribían sobre él en sus celdas, como en barriles. Con tal alusión, los Salmanticenses mantuvieron un sentimiento “clasicista” de la Ciudad del Tormes como la Atenas española. Confirmaron también, en la efusividad del texto original, su pertenencia a la época barroca del siglo XVII y XVIII. Promovieron el humanismo de la península. Seguramente declararon su alta estima para el Magister Thomas quien, más que nadie, determinó la dirección de sus esfuerzos académicos.