Morfofonología del español
-
1
Universidad de Salamanca
info
Editorial: Liceus
Año de publicación: 2012
Tipo: Libro
Resumen
Las alternancias morfofonológicas se caracterizan frente a otros tipos de alomorfia por su doble condicionamiento. Estas alternancias nacen motivadas por un cambio fonético. La historia de la morfofonología del español, con la pérdida y extensión de alternancias, es consecuencia de la propia morfologización y lexicalización que caracteriza a este tipo de alternancias. En este trabajo se describen las alternancias más relevantes por su rendimiento o frecuencia de uso de las formas.Las reglas o alternancias morfofonológicas se caracterizan por ser formas distintas de un mismo morfema que están condicionadas tanto fonética como morfológicamente, es decir, su origen se debe a un condicionamiento fonético pero a la vez, por estar ligadas a morfemas específicos, son interpretadas en términos morfológicos.En castellano encontramos numerosos ejemplos principalmente en los procesos de flexión y derivación. Así, por ejemplo, en el presente de indicativo del verbo perder tenemos las formas pierdo (pierdes, pierde, pierden) vs. perdemos (perdéis), dos lexemas distintos, pierd- vs. perd-, que presentan la alternancia ie – e en función de una regla fonológica de carácter histórico: ie aparece siempre que el lexema es tónico (en las formas rizotónicas) y e cuando el lexema es átono (en las formas arrizotónicas); pero al mismo tiempo, como el condicionamiento fonético (tonicidad – atonicidad) depende de un proceso morfológico (la flexión del verbo), la alternancia se interpreta en términos morfológicos, de manera que podemos describir el proceso diciendo que ie aparece en todas las formas del presente de indicativo excepto en la primera y segunda persona del plural, en que aparece la forma con e.De esta manera, la alternancia ie – e en el paradigma del verbo perder es una alternancia morfofonológica porque tiene un condicionamiento fonético (tenemos ie cuando el lexema es tónico y tenemos e cuando es átono) que confluye con un proceso morfológico (la alternancia ie – e diferencia unas formas verbales de otras). El mismo ejemplo lo encontramos en la derivación nominal en palabras como hierro – herrero: la alternancia ie – e que encontramos en el lexema (formas hierr- vs. herr-) está condicionada fonéticamente (ie aparece cuando el lexema es tónico y e cuando es átono), pero ese cambio ligado a la tonicidad de la raíz se debe al proceso morfológico de la derivación y, por eso, la alternancia se interpreta morfológicamente ya que la forma ie (hierr-) aparece en la palabra base y la forma e (herr-) en las palabras derivadas (herrero, herrería, herradura, herradero, etc.).