La sacramentalidad de la existencia humanaaportaciones de pensadores contemporáneos y de san Juan de la Cruz

  1. Ana Claudia Silveira
Dirigida por:
  1. Fernando Rodríguez Garrapucho Director/a

Universidad de defensa: Universidad Pontificia de Salamanca

Fecha de defensa: 21 de junio de 2023

Tribunal:
  1. Román Ángel Pardo Manrique Presidente/a
  2. Francisco Javier Sancho Fermín Vocal
  3. José María de Miguel González Vocal
  4. Raúl García Herráez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El motivo que nos impulsa a llevar a cabo esta investigación está en la gran importancia de encontrar el fundamento para una antropología teológica que nace, se alimenta y se cultiva a partir del misterio histórico salvífico. Este reside en la capacidad humana de participar del dinamismo de la gracia divina, como consecuencia de la Encarnación del Verbo. Igualmente, nos motiva identificar las estructuras humanas de acceso al conocimiento de la fe y reconocer como válido el testimonio del sujeto destinario de la Revelación. Consideramos, realmente, de suma pertinencia hoy en día el estudio sobre la «sacramentalidad», puesto que, a nuestro juicio, esta cuestión afecta profundamente la comprensión que se puede tener del ser humano, de su relación con el mundo y con Dios. En primer lugar, por intentar superar el individualismo centrado en el sujeto autónomo, en que se tiende a ver al hombre como un ser cuya realización depende únicamente de su fuerza. En segundo lugar, por el idealismo espiritualista que concibe al hombre como un espíritu puro que se relaciona directamente con Dios sin necesidad alguna de mediaciones corpóreas ni comunitarias. La lógica sacramental, en cambio, subraya que el cristianismo es un evento; es encuentro con una persona (Cristo) que acoge la vida y la conduce hacia su plenitud (filiación). No obstante, implica concebir que el Dios trino no quiere ser el sujeto exclusivo y actuar en solitario, sino en la alianza, esto es, quiere partícipes en su amor. En este sentido, redescubrir el valor de la historicidad, de la corporalidad, resulta decisivo; sobre todo en una época de experiencias desintegradas, para una fe que nace de la Encarnación y tiene como horizonte último la Resurrección de la carne.