La pervivencia del culto al falo en las representaciones pictóricas de Jesucristo

  1. JUANES RAMOS, FRANCISCO
Dirigida por:
  1. Alberto Gálvez Director/a

Universidad de defensa: Universitat Politècnica de València

Fecha de defensa: 22 de diciembre de 2011

Tribunal:
  1. Román de la Calle Presidente/a
  2. José Luis Cueto Lominchar Secretario/a
  3. Jesús Martínez Oliva Vocal
  4. María Lorena Amorós Blasco Vocal
  5. Ricardo Forriols González Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 318934 DIALNET

Resumen

Desde los primeros tiempos de la humanidad que la religión y el erotismo vinieron de la mano en una relación indisoluble que nunca se quebrantó; baste sólo recordar que las primeras religiones contemplaban aspectos eróticos en sus divinidades. Esta concepción de una divinidad erótica y con órganos sexuales fue adoptada también por el cristianismo. De hecho la pintura cristológica recogió a través de los tiempos las creencias paganas relativas al culto al falo, por eso existen tanta cantidad de imágenes cuya temática gravita en torno a los órganos genitales de Jesucristo. Los artistas cristianos siempre han registrado la sexualidad de Cristo desarrollando una ingente cantidad de estrategias: la escena de la lactación del infante, donde se representa la primera pulsión sexual de Cristo niño; la visita de los reyes magos, quienes miraban directamente los genitales de Jesús, pues tal era el cometido de los magos, certificar su humanidad comprobando visualmente su sexualidad; la ostentación genital del Niño de forma directa y clara para mostrar el falo sagrado que protegerá al mundo de la impotencia y de la infertilidad; las erecciones de Cristo adulto, etc. Es decir, que la iconografía de Cristo, allá por los albores del Renacimiento, empezó a contemplar creencias sexuales paganas relacionadas con la fertilidad y con la generación de la vida, expresadas éstas a través de los órganos sexuales de Jesucristo. Esta necesidad de representar artísticamente a Cristo con una genitalidad evidente continuará a través de los siglos, por mucho que la Iglesia haya intentado prohibir sus desnudos en un intento de evitar indecencias en su figura, como hizo con las normas tridentinas del barroco. En la Modernidad, con la ruptura de los modelos iconográficos tradicionales y con el rechazo hacia la Iglesia, un tropel de artistas se encargará de vilipendiar pictóricamente al único Dios encarnado, centrándose en su sexualidad. La transgresión será la nota dominante y ya no habrá marcha atrás: se impone una revisión del mito crístico de forma laica. A partir del siglo XX y en el XXI los artistas se liberarán definitivamente de cualquier traba contra su libre creación, por lo que veremos representado un Cristo banal, como un hombre cualquiera, y su sexualidad será el centro discursivo, ya que a través de ella lanzarán sus reivindicaciones y expresarán su descontento contra la restrictiva moral sexual impuesta por el cristianismo. Este es un estudio interdisciplinar que ha intentado desde sus inicios tener en cuenta numerosas disciplinas para obtener con mayores garantías de éxito unas respuestas al interrogante de la sexualidad de Jesucristo, por ello hemos profundizado no sólo en la Historia del Arte o en la iconografía del arte cristiano, sino también y muy especialmente en la teología, la mística, la psicología de la religión y el psicoanálisis de la religión, amén de las neurociencias actuales, que son las que explican hoy en día el fenómeno religioso. Así pues, si hay algo destacable en este trabajo, es la labor multidisciplinar con el fin de aunar todas las explicaciones posibles a la cuestión de la sexualidad de Jesucristo. La crítica de arte cristiano no podrá obviar estos nuevos aportes que lanzan una nueva perspectiva sobre la forma correcta de interpretar las imágenes cristológicas, pues su sentido gravita fundamentalmente en torno al falo de Cristo.